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Bullying
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Del bullying al fitness

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Del bullying al fitness
(Foto: Fuente externa)

¿La peor consecuencia del sobrepeso? El bullying al que se puede ser sometido. Una experiencia que Nicole Lockward vivió en carne viva. Hasta que dijo “basta”. Después de tomar la decisión y tomar medidas, la hoy entrenadora física y health coach nos guía para seguir los pasos hacia un estilo de vida saludable.

No todo lo que brilla es oro, lo digo por experiencia. Para algunos, algo que parece magnífico puede no serlo para otros.

Me parece genial la historia sobre estos dos ríos: el Tigris, que nace en Turquía, y recorre además los países de Siria e Iraq, uniéndose con el río Éufrates, que nace en Armenia, formando, los dos unidos, el canal de Shatt al-Arab y desembocando finalmente en el Golfo Pérsico. Es hermosa la manera en que la naturaleza une dos ríos que desembocan al mar. Tal vez para muchas personas estas dos uniones son una obra hermosa y perfecta de la creación, pero a mí me tiraron al agua y no supe nadar.

Esto es lo que pasa con el bullying y el sobrepeso, cosas de la naturaleza humana que, cuando se unen, forman algo muy grande... como un océano y, al caer en sus aguas, tienes dos opciones: o te ahogas o aprendes a nadar hasta llegar a la orilla.

Nadie es perfecto

Yo fui víctima del bullying por mi sobrepeso y es muy probable que tú también lo seas por algún defecto que tengas porque, seamos realistas, nadie es perfecto. Pero esto del bullying por la gordura es un problema de “peso completo”.

Como parte de esta sociedad nos sentimos en la necesidad de cumplir ciertos estándares que nos son inculcados sobre “qué es bonito” y “qué no lo es”. Dentro de esos estándares no existe el sobrepeso.

Lo ideal sería educar a los niños desde pequeños y dejarles saber que nadie es perfecto y que el que busca la perfección está comprando un ticket directo a un callejón sin salida.

Esta presión social es tan masiva que, cada año, las tasas de bulimia, anorexia y hasta suicidios, van en crecimiento y todo sucede por el intento incansable de seguir el patrón de perfección que nos impone la sociedad. Y, lamentablemente, estamos lejos de erradicar este mal.

Siempre existirá el acoso por tener unas libritas de más, pero está en ti decidir si en este mar vas a ahogarte o saldrás a flote, adoptando un estilo de vida saludable y que, como premio, no solo obtendrás el cese de esos ataques, sino el regalo de la salud para tu cuerpo y mente.

Date lo que necesitas: alimentación de calidad y actividad física, y aquí es donde yo te cuento mis secretos para ayudarte a solucionarlo. Yo pasé por todo eso y tuve que aprender a nadar contra corriente, sí o sí; no es fácil, pero tampoco imposible. ¡Solo tienes que tener ganas!

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Infografía

Mis 10 pasos para un nuevo estilo de vida saludable

1 Escribe tus metas. Cuando escribes tus metas automáticamente conviertes tus pensamientos en algo tangible.

2 Apunta todo lo que comas. Eso te ayudará a ver cuáles son tus patrones alimenticios y qué debes cambiar.

3 Proponte metas reales. A veces queremos tener resultados “ya” y vernos como modelos de una renombrada marca de ropa interior o la famosa muñeca que todas las niñas tienen, cuando nuestra realidad es otra. Comienza con pequeñas metas como “perder 5 libras en una semana”, cosas reales que de verdad puedas hacer y de las que puedas sentirte orgullosa/o, y mientras vas cumpliendo esas pequeñas metas, le vas subiendo el nivel.

4 Organízate. Elimina de tu despensa y nevera todas las chucherías que sabes que te van a sabotear porque, una vez que están ahí, es muy difícil ganarle a la ansiedad. Ve al supermercado y haz una lista de todo lo que necesites para tu nuevo estilo de vida, llena tu nevera de productos naturales que te ayudarán a llevar una dieta balanceada, cosas que sabes que están a tu alcance y aún así no te provoquen romper la dieta.

5 Dedicación y disciplina. Recuerda que esto es un proceso, enfócate en eso y no en los resultados; en algún momento te vas a cansar y podrías estancarte. Es ahí cuando tienes que luchar con más fuerza porque, aunque no lo creas, cuando piensas que tu cuerpo se quedó ahí es cuando le falta lo mínimo para dar el cambio que buscas. No te rindas.

6 Ejercítate. Incorpora el ejercicio a tu vida ya que éste será tu mayor amigo para apegarte a tus nuevos hábitos: el entrenamiento físico y la alimentación son un matrimonio perfecto e inseparable. Empieza con 30 minutos de ejercicios cardiovasculares y circuitos sencillos con pesas, luego vas aumentando según tu necesidad y desarrollo. Verás que, poco a poco, los cambios llegan. Notarás cambios importantes luego de 12 semanas constantes de buena alimentación y entrenamiento.

7 Relájate. Trata de evitar el estrés y duerme por lo menos de seis a ocho horas. Esto mantendrá tus niveles hormonales en estado óptimo, tu metabolismo trabajará mucho mejor, tendrás más energía y controlarás más tu apetito. Este proceso es para disfrutarlo, no para sufrirlo.

8 Elimina un mal hábito por día. No intentes cambiar todos tus malos hábitos a la vez. Esto podría hacerte perder la paciencia y olvidar tus metas. Yo, por ejemplo, tenía el mal hábito de consumir refrescos y papitas (comida chatarra) dos veces al día, todos los días de la semana. Mi meta principal fue abandonar esas costumbres y, aunque no lo crean, solamente dejando esas dos cosas, mi cuerpo cambió totalmente.

9 Bebe más agua. Beber agua tiene un sinnúmero de ventajas como: ayudarte a mantener un peso saludable, aumentar tus niveles de energía, eliminar toxinas y desechos dañinos del sistema linfático, tener una piel saludable y mejorar notablemente la digestión, entre otros beneficios.

Muchas personas no beben suficiente agua porque les da pereza ir tanto al baño, pues bien: ¡deja la pereza y dale vida a tu cuerpo consumiendo agua! Limita el consumo de refrescos y alcohol, esto puede sabotear tus planes.

10 Limita la sal y el azúcar. Come más alimentos naturales, ellos serán tus mejores amigos en esta etapa. Comer alimentos no procesados te ayudará a evitar los menos saludables. Además, si comes alimentos naturales, puedes evitar el exceso de sal y conservantes que se utilizan para “alargar” la vida de los productos. Básicamente, se trata de ir disminuyendo la cantidad de azúcar y sal que consumimos díariamente. ¿Por qué se deben evitar? Porque el azúcar es uno de los principales culpables de la acumulación de las grasas en nuestro cuerpo, y la sal uno de los grandes responsables de la retención de líquidos en el organismo.

Texto: Nicole Lockward

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