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El baile del balance en las redes sociales

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El baile del balance en las redes sociales

Bienvenida al siglo XXI, la era de la tecnología. El antiguo cara a cara con los hijos ha sido reemplazado por mirar pantallas. A propósito del Día de las Madres, nos reunimos con la educadora Margarita Heinsen para conversar sobre cómo el uso desbalanceado de las redes sociales está afectando a nuestros hijos.

Detrás del uso (... y del abuso)

Un niño de cinco años juega en el piso mientras arma jirafas, edificios y aviones con bloques de tonos amarillos, azules, verdes y rojos. Sus ojos se iluminan mientras ve sus creaciones. Con frecuencia, hala los pantalones y brazos de su mamá - quien está sentada sobre el mueble, inmersa en la pantalla de su celular -, para llamar su atención.

La llama mientras construye las alas; la mira cuando el avión vuela en su mano; hace sonidos de avión cada vez más altos. Sus esfuerzos son en vano. Las redes sociales tienen más importancia.

Margarita Heinsen, doctora en educación y presidenta de Didáctica, empresa de formación educativa y asesoría sobre proyectos educativos, comparte que “la tecnología vino para quedarse y cumple un papel fundamental en nuestras vidas. Es una realidad que se ha convertido en parte del diario vivir, de nuestros trabajos y de nuestra forma de comunicarnos. Somos nosotros quienes debemos tomar medidas, porque es valiosísima.

Debemos empezar a preguntarnos, ‘¿Cuál es el límite? ¿Hasta dónde debo llegar? ¿Estoy utilizando la tecnología como una manera de escape, porque requiere energía interactuar con mi hijo, y a lo mejor estoy cansada y el niño me reta?’ Para una mamá también es fuerte; son muchos roles.

Hay estudios que están planteando que hay un efecto en el desarrollo socioemocional, neurológico y especialmente en el desarrollo del lenguaje. Plantean que sí hay un impacto negativo de no prestar esa atención adecuada y a tiempo”.

25 madres - cuyos hijos oscilan en un rango de edades desde infantes hasta adultos -, fueron encuestadas para conocer sobre su uso (o abuso) de las redes sociales. El 54% afirma que sus hábitos inciden en los que formarán sus hijos y el 42% reconoce que su uso de las redes sociales afecta el tiempo de calidad que tienen con sus hijos.

Para Heinsen, “la atención que requieren nuestros niños no es un capricho. Ese cara a cara es fundamental, sobre todo en los primeros años, pero también en adolescentes. Ese ‘te estoy mirando’, ‘te estoy escuchando’, no lo podemos perder”.

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Infografía

El escape

¿El problema es el celular, o es el celular una excusa? Heinsen expone que quizá es un refugio, no porque no queremos interactuar con nuestros hijos, sino porque estamos cansadas y necesitamos distraernos. “Estamos en un mundo cargado, con mucho estrés, y el celular se convierte en una salida, un escape. A veces te absorbe y estás expuesta a tanta información, que llega un momento en el que ni te das cuenta de lo que está pasando a tu alrededor. Son muchas vías de escape y tu mismo hijo se convierte en la voz de alerta”.

Debemos preguntarnos a nosotros y a nuestros hijos: ¿qué estamos modelando? El 25% de las madres encuestadas califica de excesiva la presencia de sus hijos en las redes sociales, mientras que solo el 54% la define como normal.

“Leí un artículo buenísimo que decía, ‘No le echen la culpa al celular’”, indica Heinsen. La distracción no ocurre necesariamente por el aparato, sino que es uno de los medios que utilizamos para no prestar atención. “La realidad es que no es fácil. El trabajo de madre y padre es 24/7. Requiere de mucha energía, y no todo el mundo la tiene. Necesitamos hacerles conocer a los padres que sus hijos de verdad los necesitan.

Es una necesidad verdadera, no es que te están molestando. Te necesita como adulto para que se de su desarrollo. La intervención del adulto es fundamental para el desarrollo cognitivo, motor, socioemocional y del lenguaje. El adulto es quien va retando al niño. Si no cuenta contigo, no va a estar motivado”.

Las medidas

Lo primero que debes hacer es observar y evaluar qué tantas horas al día tú dedicas a la tecnología y para qué la estás utilizando. Antes de “diagnosticar y evaluar” a nuestros hijos, es importante empezar por nosotras mismas.

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Infografía

“Se convierte en un hábito, y cambiar hábitos es difícil. Llega un momento en que es lo primero que haces en la mañana”, comparte Heinsen. En adición a nuestros hábitos, “También somos víctimas de la manipulación comercial y del consumismo. Hasta la publicidad trabaja basada en nuestras horas de conexión”.

Hay un proceso de análisis y reflexión que debemos hacer previo a establecer medidas. ¿No concibes la vida sin estar buscando, mirando y publicando incesantemente? Haz el siguiente test:

Esta es una reflexión personal que debe ir alineada a tus valores, tus principios y tus prioridades. Se requiere de una introspección, ya que cada quien es único. El 33% de las madres declara que debe mejorar su uso y el 17% evalúa su participación en las redes sociales como ‘abuso’, en vez de ‘uso’. ¿Y tú? ¿A cuáles conclusiones arribaste?

“El momento con nuestros hijos debe ser sagrado”, Heinsen concluye. “Tu hijo se siente importante. En ese momento estamos trabajando su autoestima y propiciamos el desarrollo de tantas habilidades, como la convivencia y sus valores. Nosotros somos fundamentales en ese proceso; no lo van a aprender en otro lugar.

Como educadora te planteo que debemos abogar a un uso apropiado y equilibrado. Yo invitaría a las madres a preguntarse: ‘¿Lo estoy usando como un escape? ¿Qué estoy evadiendo?’ Y les invitaría a plantearse: ‘Tengo que sacrificarme y darle a mi hijo o hija ese tiempo de calidad, de conversación, de atención, del cara a cara. Él o ella me lo está pidiendo; lo necesita. Las investigaciones lo comprueban’”.

Siendo honestas, ¿cuánto tiempo dedicamos a ver las redes sociales, mientras descuidamos ese momento especial con nuestros hijos? Eso puede cambiar hoy.

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