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El futuro de la educación post-pandemia

Formar para el mundo que viene, y no para el que ya pasó, implica asumir nuevas formas de abordar el proceso de aprendizaje

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El futuro de la educación post-pandemia
El futuro de la educación demanda pasar de la metodología pasiva a la activa. (Freepik)

Con la primera jornada de vacunación en República Dominicana puesta en marcha, cada vez estamos más cerca de hacer frente a la vida post pandemia. Solo imaginarlo nos llena de añoranza y al mismo tiempo de incertidumbre, y es que la crisis sanitaria ha desencadenado una serie de cambios que permanecerán una vez volvamos a la normalidad; uno de ellos es la forma en la que se enseña.

En el ámbito local, la educación se ha transformado mucho más allá del hecho de ser virtual en lugar de presencial, a raíz del COVID. Así lo sugiere el educador y experto en design thinking, Alci Cruz Soto. La potencialización del uso de la tecnología, el replanteamiento del diseño de las clases en cuanto a selección de contenidos, actividades y formas de evaluar, son algunos de los cambios que cita.

Para él, la pandemia ha puesto en evidencia las deficiencias del sistema educativo actual. “Un ejemplo es que nos ha hecho ver como sociedad que, teniendo en frente múltiples herramientas tecnológicas y los recursos para aprovecharlas, como país no se habían dado los pasos importantes para hacer uso óptimo de éstas en función del proceso educativo de nuestros niños y adolescentes, así como para el desarrollo profesional de los profesores”, destaca el director de Comunidad Educativa Conexus.

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El futuro de la educación demanda pasar de la metodología pasiva a la activa, esto con la intención de que todos los estudiantes dejen de ser simples consumidores a ser los creadores de contenido. “El equipo docente debe dejar atrás aquel rol de transmitir informaciones y pasar a convertirse en diseñadores de experiencias de aprendizajes para los alumnos”, indica.

Formar para el mundo que viene, y no para el que ya pasó, implica asumir nuevas formas de abordar el proceso de aprendizaje donde, más allá de enseñar, los educadores promuevan destrezas acordes a los nuevos tiempos. Entre esas se encuentran el pensamiento crítico, la creatividad e innovación, la colaboración y el dominio de varios idiomas.

El rol de la tecnología

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El especialista defiende la idea de que la virtualidad nunca podrá competir con la interacción presencial. “Nada supera la interacción educativa presencial. La magia que se da cuando una profesora conecta con sus estudiantes supera cualquier plataforma digital, porque no hay mejor tecnología que el espíritu humano”, dice.

Sin embargo, está consciente de que incluir los recursos digitales en los programas educativos será una necesidad de aquí en lo adelante. Dar la espalda a la tecnología sería un acto de negligencia ante el desarrollo de las nuevas generaciones.

Una vez se regrese a las clases presenciales, asegura, los docentes están obligados a implementar las herramientas digitales en favor de los aprendizajes de sus alumnos, diseñándoles actividades motivadoras que los lleven a aprovechar la tecnología para procesar la gran cantidad de información que los bombardea diariamente y que puedan desarrollar destrezas para su vida como pensamiento crítico y colaboración digital.

Desigualdades educativas

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De acuerdo con un artículo publicado en El País, el COVID ha hecho que la brecha de aprendizaje en América Latina entre estudiantes clase media-alta y los que se encuentran en situación de vulnerabilidad se ampliara en un 25 %, producto de las desigualdades de acceso a educación no presencial de calidad.

Cruz Soto indica que una de las problemáticas que ha ‘destapado’ la crisis sanitaria ha sido la desigualdad existente con relación al acceso a las nuevas tecnologías. “La brecha digital obliga a millones de niños y adolescentes en el mundo a ser excluidos del acceso a la información y comunicación que propicia la conectividad. Esto es un punto para mirar seriamente por todos los gobiernos”, puntualiza, haciendo énfasis en que la exclusión que implica la brecha digital pasará factura tarde o temprano a los estados en términos de pobreza, salud y educación.

Pero ¿podrán esas desigualdades educativas reducirse tras la vuelta la normalidad? La respuesta es que sí, aunque eso implica un compromiso que debe ser asumido desde el gobierno y las entidades pertinentes. “Los estados tendrán que atacar la brecha digital para minimizar este tipo de exclusión y decidir políticas públicas priorizando la inversión en el personal docente, en términos de entrenamientos, actualización e investigación, por encima de las infraestructuras”, concluye el experto.

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Alci Cruz Soto es educador, director de Comunidad Educativa Conexus y experto en el tema de ‘design thinking’ formado en Harvard University.
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Periodista de Revista. Me apasiona escribir sobre salud mental y relaciones de pareja. De no ser periodista, sería psicóloga con un blog.