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Entrevista
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Francina Hungría: un intercambio entre su vista y una visión

La activista conversa sobre el Beauty Box Solidario con el que otorgará bastones blancos a niños necesitados y la posibilidad de que personas con discapacidad vivan de forma autónoma en el país

El nombre ‘Francina Hungría’ empezó a escucharse por un suceso desafortunado, pero continuó escuchándose por el bien realizado. Mientras seguía en cama, su papá le decía, “Yo no sé qué es lo que va a pasar, pero yo sé que algo positivo va a salir de todo esto. Y lo positivo será mayor que lo que perdiste”. Esa frase se convirtió en la motivación de Hungría: que lo positivo fuera mayor para que el proceso valiera la pena. De esa forma, supo hacer limonada dulce para muchas personas con unos limones bien agrios que tuvieron que tragar ella y sus seres queridos. De la ausencia de su vista, generó una visión.

Ha unido la belleza con la oportunidad de entregar bastones de movilidad a niños necesitados. Cuéntenos sobre el Beauty Box Solidario que lanzó junto con L’Occitane.
L’Occitane lleva una política de responsabilidad social empresarial enfocada en la prevención de la ceguera evitable. La primera vez que me acerqué fue debido a una campaña que buscaba colaborar en cirugías oftálmicas. A partir de allí, iniciamos una relación interinstitucional. En cuanto al Beauty Box Solidario, cada cajita tiene el nombre del niño a quien se destinarán los fondos recaudados en una herramienta esencial para cualquier persona ciega, como es el bastón blanco de movilidad.

La cajita trae seis productos top-sellers en travel-size: un shampoo restaurador para el verano, una crema de almendra, una fragancia de rosas, una crema de manos de Karité y dos productos faciales: una crema hidratante para el día y el overnight reset para la noche.

Tendemos a crear perspectivas personales a través de realidades que vemos a distancia, a veces de narrativas estereotipadas y ficticias. ¿Qué es ‘discapacidad’?
Cuando hablamos de la discapacidad (respira profundamente), el concepto más actualizado es: “el resultado de la interacción entre una persona con una limitación y su entorno”. Cuando escucho esa definición, pienso que cualquiera puede tener una discapacidad porque, ¿quién no ha sentido una limitación en algún momento?

La diferencia es que normalmente conocemos formas de eliminar las barreras de las limitaciones comunes. Ahora, ¿cómo eliminar las barreras que impiden la participación de una persona con discapacidad? Ahí sí hay mucho desconocimiento, pero es lo mismo.

Una persona con discapacidad puede tener una discapacidad de formación porque no ha tenido acceso a la educación, pero eso no tiene que ver con su discapacidad física. La madurez, fuerza y enfoque que yo conozco de los niños con discapacidad es tan grande que, si contaran con las herramientas adecuadas, los demás deberían cuidarse, porque van a tener una gran competencia.

¿Cuál es el rol de la Fundación Francina en eliminar los conceptos erróneos que existen en torno a la discapacidad?
Cuando empecé a trabajar este tema, me di cuenta de que habían otras instituciones trabajando con éxito, pero enfocadas en un grupito con un perfil y características específicas. Si no educamos al entorno, no estamos en nada. Ese ha sido el pilar nuestro, que no nos hemos basado en condicionar solo a la persona, sino también al entorno que la rodea.

Una de las mejores formas de poder eliminar las barreras de las personas con discapacidad es brindando acceso a la tecnología. La posibilidad de acceso que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación no se compara con nada. Gran parte de lo que hemos desarrollado está enfocado en garantizar el acceso a recursos tecnológicos y, con ello, abrir las puertas para la inserción educativa y la inclusión laboral.

Por otro lado, el desplazamiento es una necesidad de todo ser humano; es lo que hemos querido transmitir con la campaña de bastón blanco. La inclusión es posible: una pequeña parte depende de la persona y una enorme parte de las autoridades y del ciudadano común que se desplaza en la calle. Nuestras calles son hostiles para todo el mundo.

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Infografía
"Lo más importante es democratizar el acceso a la educación para todos, porque la autonomía no se desarrolla de la noche a la mañana. "Francina HungríaActivista social e ingeniera civil

En distintos países es posible para personas con capacidades diversas vivir de manera autónoma. ¿Cómo está la República Dominicana en comparación? ¿Qué nos falta y por dónde empezamos?
Lo más importante es democratizar el acceso a la educación para todos, porque la autonomía no se desarrolla de la noche a la mañana. No es solamente poner una herramienta en la mano de una persona si ya tiene una vida entera en la que le han definido y limitado. Aún con la herramienta en la mano dirá, “Yo no puedo, porque yo soy esto”. Ahí se produce la autodiscriminación.

Se debe empezar por el acceso a generar competencias y mientras más temprano sea, mejor. A todo el mundo hay que darle la oportunidad. Sin embargo, hay personas que prefieren la etiqueta. Cuando tu discapacidad es un obstáculo, entonces se convierte en el centro de tu vida; es tu problema, no solo una de tus características. Esa es la diferencia.

¿Qué aconseja a las personas que están atravesando una transición y deben acostumbrarse a una vida distinta, quizá sin uno de sus sentidos o una parte de su cuerpo?
Hay muchos cambios más comunes que pueden causar depresión, como procesos de divorcio, fracasos en un proyecto profesional... En la medida en que estemos abiertos a lo desconocido y cambiemos el miedo por curiosidad o por un deseo de aprender algo nuevo, entonces se abrirán las oportunidades.

Si tuviera la oportunidad de recuperar su vida anterior como ingeniera, pero devolviendo los aportes que ha hecho y a las personas que ha ayudado, ¿intercambiaría su vista por el bien realizado?
Tú me estás haciendo la pregunta más difícil que me han hecho en toda la historia (se ríe). Sí, todavía pienso en todo lo que sufrí y se me encoge el corazón. Fue muy difícil; yo no creo que nadie debería pasar por eso. Todavía digo, “¿Yo pasé por eso? ¡Wow!” Ya pasó, qué bueno, qué alivio. Pero, si pienso en mi ahora, no me arrepiento de nada, aunque de volver atrás difícilmente diría, “Elijo pasar por ello”.

Es muy difícil tu pregunta, pero en estos momentos no me arrepiento de haber pasado por lo que pasé, de haber reaccionado como reaccioné; si hubiese tenido otra reacción, probablemente no estaría aquí. De hecho, fui muy afortunada. Estuve a pocos centímetros de que me volaran los sesos. ¿Cuántas personas han perdido la vida en situaciones similares y no tuvieron la oportunidad de sobrevivir y de hacer algo positivo con eso? Por donde quiera que lo mires, no puedo ser nada más que agradecida.

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Infografía
"Cuando tu discapacidad es un obstáculo, entonces se convierte en el centro de tu vida; es tu ‘problema’. "Francina HungríaActivista social e ingeniera civil
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