Lo que viví en el Festival Guadalajara

Hace 33 años, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara inició primero como la Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara en 1986. No fue hasta el 2001 que se convirtió en el Guadalajara Film Fest, en su decimosexta edición, para un año después asumir la propuesta internacional y el nombre que lleva ahora, el FICG por sus siglas en español.
La importancia del festival, uno de los más relevantes de América Latina, viene de sus inicios por impulsar el cine mexicano desde Guadalajara y mantener su interés por el cine mexicano y latinoamericano luego de que se convirtiera en festival internacional en la década pasada.
Una de las secciones más importantes, y que ha cobrado más fuerza en los últimos años, es la del Premio Mezcal. Por más de dos décadas el festival otorgaba un galardón a la mejor película de ficción y otro a la mejor película documental de manera separada, y no es hasta la llegada del Premio Mezcal, a principios de esta década, que el festival decide premiar la mejor película mexicana sin importar su género.
Con esta decisión, el festival se convierte en uno de los pocos que en una de sus secciones más importantes no separa la ficción del documental. Aunque en la competencia iberoamericana continúan compitiendo el documental y la ficción en planos diferentes, el Premio Mezcal es un paso interesante al eliminar la frontera que se ha creado entre ambos géneros. Tanto así que la pregunta que más reciben los y las cineastas que se dedican al documental es “¿cuando harás tu primera película?”, como si el trabajo cinematográfico realizado no contara como tal. Más reconocimientos como estos, que no discriminen géneros, son necesarios para la industria cinematográfica.
Las mejores películas producidas en los últimos años en nuestro país han sido documentales. “Caribbean Fantasy” [dir. Johanné Gómez], “Nana” [dir. Tatiana Fernández] y “Blanco” [dir. Melvin Durán], por mencionar algunas, se encuentran entre las mejores películas en general estrenadas en sus respectivos años y el trabajo acumulativo de cada uno de estos cineastas sobrepasa el año de trabajo. ¿No vale eso como una película solo porque no es ficción? Detalles como estos y la existencia de algo como el Premio Mezcal ayudan a eliminar ese estigma.
La clase maestra de las clases maestras
La principal actividad del FICG’ 33 se armó en pocos días. El festival iniciaba apenas cinco días después de la premiación de los Oscar y, siendo Guillermo del Toro uno de los miembros fundadores del festival y oriundo de Guadalajara, era de esperarse que el director tapatío quisiera celebrar sus cuatro estatuillas junto a sus compatriotas en el festival.
“De la geometría a la forma del agua” fue el nombre de cuatro clases maestras, moderadas por Leonardo García Tsao, que impartió del Toro y donde abogó por retomar una conversación más en términos plásticos del cine. Como cualquier estrella de rock, las clases maestras fueron a casa llena, incluso una impartida en el auditorio Telmex que cuenta con una capacidad superior a las 9 mil personas. Al final, el director impactó a más de veinte mil personas en vivo, y millones vía Facebook Live y el canal local 44.

Participación dominicana
El filme dominicano “Miriam Miente”, que se encuentra en post-producción, ganó en el programa Guadalajara Construye. La película será parte de “Guadalajara goes to Cannes” y podrá participar en el “Marche du Film” de uno de los festivales más importantes del mundo: Cannes. La producción también recibió un premio de 3C Films Group con apoyo para su distribución con 10 copias digitales y US$5,000. Latido Films adquirió los derechos para la venta internacional.
Por otro lado, los dominicanos Julietta Rodríguez y Gregorio Rodríguez estuvieron presentes en el Talent Campus este año en los rubros de actuación y producción respectivamente. El cortometraje “Chanel” de Humberto Vallejo, protagonizado por Karina Valdez, estuvo en competencia en la Sección de Cortometraje Iberoamericano. También se presentó en competición en el Premio Mezcal el documental “Donde se quedan las cosas”, de la directora mexicana Daniela Silva Solórzano, que fue producido por los dominicanos Guillermo Zouain y Wendy Muñiz (quien también fue co-escritora) y que contó con canciones de la banda dominicana MULA.
El FICG continúa siendo uno de los festivales más representativos del cine latinoamericano. Uno que, desde su intención de mantener el apoyo y la difusión al cine mexicano independiente e incentivar cada vez más la educación, es un ejemplo para cualquier actividad cinematográfica que se realice en cualquier parte del mundo.
Orlando Santos
Orlando Santos