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¡No sé qué me gusta ni en qué soy bueno!

Si de tu boca ha salido alguna de estas frases, no estás solo. Estas son exclamaciones comunes en el trayecto de vida de todos los seres humanos

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¡No sé qué me gusta ni en qué soy bueno!
Si es muy difícil para ti darte cuenta de “qué te gusta”, quizás lo primero que puedes hacer es preguntarte “qué no te gusta”. (SHUTTERSTOCK)

Usualmente la primera vez que nos vemos invadidos por dudas como estas es al acercarse el último año de bachillerato. Muchas veces la pregunta vuelve a nosotros a la hora de terminar la universidad, en el proceso de búsqueda de trabajo, en los momentos que nos sentimos estancados laboralmente, si pasamos por la experiencia de quedarnos sin empleo, y una larga lista de momentos más. ¿Cómo debemos lidiar y enfrentar esta situación? Hay seis puntos que se deben tomar en cuenta:

1. Es esencial quitarle el estrés al proceso. Si bien es cierto que elegir qué estudiar o a qué te vas a dedicar es una decisión extremadamente importante, es bueno que sepas que ¡no es una decisión de vida o muerte! Más adelante puedes cambiar de carrera, puedes darte cuenta de que has desarrollado nuevos intereses, o se te pueden presentar opciones que no contemplaste en un inicio.

2. Más que una decisión, la vocación es un proceso de exploración y descubrimiento. Las circunstancias de vida van cambiando, nuestros intereses son variados, y diferentes cosas nos apasionan. Lo importante es que siempre estés activo, aprendiendo, involucrado en actividades de desarrollo académico y profesional, donde puedas ir observando qué cosas te van llamando la atención y motivando, y en qué actividades te vas desempeñando con mayor destreza.

3. No te compares con otras personas. El proceso es diferente para cada uno. Hay niños que desde los 10 años saben que quieren ser artistas o jóvenes que desde los 14 años saben que quieren continuar la misma línea de trabajo de sus padres. Pero hay una inmensa mayoría de personas que comienzan una carrera sin saber si realmente les gusta lo que están estudiando.

4. Las decisiones vocacionales se van haciendo sobre la marcha, intentando, probando, tomando clases, dedicándoles tiempo a diversos hobbies y hablando con tus amigos sobre sus experiencias.

5. Si es muy difícil para ti darte cuenta de “qué te gusta”, quizás lo primero que puedes hacer es preguntarte “qué no te gusta”. Muchas veces sabemos con mayor claridad qué actividades no nos llaman la atención o nos resultan tediosas.

6. Por último, las pruebas vocacionales (administradas por un profesional de la psicología y ¡no de una página de internet!), pueden ser una herramienta valiosa para ayudarte a comprender tu perfil de personalidad, habilidades, intereses y motivaciones intrínsecas; y así poder informar tu proceso de toma de decisiones!

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Infografía
"“Más que una decisión, la vocación es un proceso de exploración y descubrimiento” "César FernándezPsicólogo clínico (M.A.)

El autor de este artículo es psicólogo clínico (M.A.) en Praxis Psicología Integral, @praxisdom, www.praxis.com.do

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