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Papel o digital, ¿cómo leemos ahora?

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Papel o digital, ¿cómo leemos ahora?
(Fotos: Shutterstock)

Frente a una sociedad que navega en un mundo repleto de alternativas de entretenimiento, literalmente al alcance de la mano, se abre paso una preocupación: ¿serán capaces los lectores de permanecer fieles y mantener viva la lectura?

El debate sobre la crisis de la lectura está servido. El menú es variado y tiene de plato fuerte la era digital, la tecnología, que trajo consigo una alternativa al papel. Esta perspectiva, a su vez, suma otro ingrediente: la migración de los lectores a dispositivos electrónicos, dejando a un lado el texto impreso.

En consecuencia, editoras y librerías empezaron a desmoronarse como un castillo de naipes y, junto con ellas, el romance que mantenían con miles y miles de lectores que las veían sucumbir ante sus ojos, dejándoles a cambio la nostalgia colgada de su ausencia.

Esto porque, si bien es cierto que la compra de libros en papel se mantiene a pesar de su declive, las librerías han sido sustituidas por tiendas online que ofrecen la facilidad de adquirir tu libro en varios clics y sin moverte de tu asiento, salvo cuando tengas que pasar a recogerlo por el courier, si es que éste no ofrece servicio de entrega. Esta es la realidad, aunque cueste admitirla. Así que no sirve de nada resistirse al cambio, que es inminente y no tiene marcha atrás.

Entonces, podríamos estar hablando de una forma de lectura que ha evolucionado. Aunque hay quienes piensan que ha sido reemplazada, perdiendo gradualmente el hábito, salvo contadas excepciones. Así lo asegura la escritora y educadora Jeannette Miller, apuntando como principal responsable lo que llama la civilización digital que “promueve la rapidez y lo audiovisual”.

Según Miller, las imágenes, el color, la música, el movimiento... atrapan al consumidor en un mundo atractivo y fácil de disfrutar, arrinconando la lectura por ser una práctica que demanda tiempo y reflexión.

La escritora, ganadora del Premio Nacional de Literatura en 2011, cree que las facilidades de la tecnología podrían ser una amenaza cuando éstas soportan una comunicación irreflexiva, vacía, con información “chatarra”, que convierte a los lectores en consumidores pasivos. Miller llega a afirmar que incluso es la culpable de grandes cambios en la conducta del ser humano, sustentados en la violencia.

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Infografía

Menos comprensión

La filóloga y lexicógrafa María José Rincón comparte la opinión de Jeannette Miller en cuanto a la profundidad y el nivel de comprensión de lo que se lee, debido a los cambios sociales: “mi hipótesis es que cada vez se lee menos. Es decir, tenemos más dificultades para leer. Nuestros niveles de comprensión de lectura son muy dudosos. Quizá se combina la formación escolar o nuestro estilo de vida ha cambiado”.

La especialista indica que cuando el lector se enfrenta a un texto escrito (una novela, un periódico o un folleto publicitario) y tiene dificultades para comprenderlo, se desanima, porque “se siente poco capacitado para enfrentarlo”.

Hay otro punto en el que ambas entrevistadas están de acuerdo: para leer se necesita tiempo. Rincón advierte que ahora ese tiempo se “pierde” en otras actividades, que de hecho consumen mucho más tiempo, pero no nos damos cuenta. Eso mismo que pensaste, en las redes sociales e imágenes rápidas. Lo llama un “agujero negro” que consume las horas sin que lo notes.

“Esas otras actividades que se suman a nuestro tiempo libre o rato de ocio, nos quitan tiempo para la lectura. Por ese lado creo que el hábito de lectura ha bajado”, reflexiona quien es miembro de la Academia Dominicana de la Lengua.

Puntos a favor

No todo está perdido. En un camino que parece estar cubierto de sombras, se enciende una luz. “Considero que, si no en número, hay un movimiento muy fuerte, y cada vez se está notando más, de gente que hace del hábito de lectura algo más militante”, admite María José Rincón, atendiendo al hecho de que dentro de este grupo hay una buena cantidad de jóvenes que asumen esta cultura de lectura como “una forma de identidad y de marcar su diferencia. Ellos saben que leer es un valor añadido”.

Para Rincón que haya muchos jóvenes leyendo no es lo único interesante. A esto se suma el ‘fenómeno poético’: “cuando todos pensábamos que la poesía iba a morir, que los libros de poesía no se publicaban y cada vez había menos difusión de poesía, nos vemos de frente a un fenómeno extraordinario, que no sabemos bien cómo analizar, sobre todo con las nuevas tecnologías”.

Este fenómeno, que califica de “extraordinario”, plantea que se está dando un consumo de poesía cada vez mayor entre mucha gente joven, que está leyendo poesía por internet: “hay muchos encuentros virtuales de poetas, presentándose a los certámenes, haciendo congresos y encuentros, y reuniéndose para leer poesía”.

Sin embargo, en una encuesta realizada para este reportaje, solo un 38.7% afirmó que saca tiempo para leer todos los días. El resto dice que casi no tiene tiempo (33.3%); que saca un par de horas a la semana (14.7%), o no le gusta mucho (8%). Otros dicen leer solo lo asignado (obligatorio) en la universidad o que han perdido el hábito de la lectura. De éstas, solo un 2% confirmó leer poesía.

Además, los que prefieren ver una película o serie en Netflix (46.7%) superan a los que eligen leer un libro o artículo de periódico o revista (29.3%). El resto (24%) escoge hacer cualquier otra actividad fuera de la casa.

Un 70.7% de los encuestados asegura que les gusta leer y no les intimida los textos largos. El 29.3% restante no suele leer nada largo porque se aburre.

¿Cómo leemos?

María José Rincón es firme al apostar que quienes leen lo hacen con orgullo. Es parte de su identidad y no importa el medio que utilicen para hacerlo. Por eso mantiene una postura positiva respecto a la tecnología, y difiere de Jeannette Miller al afirmar que le suma al hábito de lectura: “la gente sigue consumiendo el libro en papel y electrónico”. En una encuesta realizada para este reportaje, un 77.3% de los encuestados eligió la lectura en papel o impreso sobre la digital (22.7%).

Algunas de las razones por las que optan por la lectura en papel por encima de la digital:

1. Se me cansan los ojos en la computadora. Además, me gusta subrayar lo que me interesa.

2. Me concentro más leyendo en papel e interpreto más la lectura, así como no hay maltrato de la visión. Sin embargo, con la lectura digital hago un esfuerzo por forzar la vista debido al brillo de la pantalla.

3. Es más interesante y real.

4. Puedo compenetrarme más con lo que estoy leyendo.

5. Prefiero la lectura en papel porque me gusta sentir la verdadera textura de un libro, poder tocarlo, poder subrayarlo y, por más extraño que parezca, poder olerlo.

6. No permite que me entretenga en otras cosas. El olor de las hojas de los libros es insustituible.

7. Por costumbre.

Los que prefieren la digital afirman:

“Me permite tener un libro en cuestión de minutos (compra online), no ocupa espacio y lo puedo llevar a cualquier lugar para evadirme mientras espero (viajes, consulta del médico, salón de belleza, etcétera)”.

Hay quienes no les afecta el tipo de lectura:

“Leo de manera indiferente en los dos formatos. Todo dependerá del libro y de la circunstancia.

Si la luz está apagada en la noche el Kindle me salva, y si lo olvido en casa sigo la lectura desde la app en cualquier lado. Es una cuestión de ventajas a la que no puedo ser ajena. Pero entrar a una librería es mi deporte predilecto porque abrir un libro, acariciarlo, olerlo y mirarlo, eso es leer realmente, leer con todos los sentidos”.

Adiós al mito

Se suele pensar que hay “textos obligatorios”, y otros que ni pensarlo. A lo que la filóloga María José Rincón apunta: “a todos no nos pueden gustar los mismos libros. Puede haber una obra maestra, genial, que te aburra. No es obligatorio leerse nada”.

También se da cierto elitismo con algunos libreros, que excluyen ciertos autores, porque te califican de “no ser un lector”. “No todo libro es bueno, pero eso también va a depender del criterio con el que lo miras. El libro que te pone a leer como lector, ya es bueno, aunque solo sea por eso”.

Todo beneficios

Sin leer no se escribe bien, en el sentido ortográfico, ni gramatical; no se habla bien en público, no se es buen orador, no se expresa bien.

El nivel de vocabulario está directamente relacionado con la lectura.

La propiedad de las palabras, usadas correctamente para decir lo que quieres decir, también están relacionadas con la lectura.

Aporta conocimientos generales acerca del tema que estás leyendo.

Leer en voz alta ayuda mucho a la expresión en público y en voz baja
(para ti) tiene un desarrollo neuronal extraordinario, que incluso ayuda a combatir
la degeneración neuronal”.

Cómo mejorar el hábito de lectura Por Jeannette MIller

1- Lee textos breves y actuales.

2- Dramatiza las lecturas en familia.

3- Comenta lo leído con otras personas y establece puntos de comunicación (debates).

4- Busca identificarte con los escritos.

Cómo crear hábito de lectura

1- Identifica qué te gusta. Busca reseñas de libros en blogs o páginas de internet.

2- Prueba. No es obligatorio terminar un libro. Si no te gusta, lo dejas, buscas otros.

3- Relaciona la lectura con algún tema que te guste.

4- ¿Para qué te va a servir? Tienes que buscarle el lado divertido, porque por más que te sirva y te traiga beneficio, te va a resultar muy difícil.

5- Busca qué le gusta leer a una persona que admires.

6- Dedica unos minutos al día para leer, como una medicina. Empieza por poco tiempo. Usa una parte para hacerlo en voz alta.

7- Empieza por los niños. Enséñales sin obligarles. Pero recuerda que ellos aprenden lo que ven. Si como padre no lees, será más difícil.

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