Poemas en tu honor, Gabriela

Su nombre es Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Gabriela Mistral era su seudónimo literario, que según la Biblioteca Cervantes, utilizó por primera vez en el poema «Del pasado» publicado en diario «El Coquimbo» en 1908. Chilena, nacida en la ciudad de Vicuña (1889), se dedicó al oficio del magisterio desde que era muy joven, de manera particular al que procuraba “el desarrollo y protección de los niños”.

Hoy es el aniversario de su natalicio y, a propósito de que estamos en el mes del libro, hacemos un homenaje para motivar la lectura de sus poemas e incentivar a que las nuevas generaciones conozcan, no solo su poesía, sino una vida consagrada a la enseñanza, a luchar en defensa de sus ideales, muy a favor de los niños en situaciones de riesgo.

Es un honor poder recordar a la primera mujer y latinoamericana, en ganar un Premio Nobel de Literatura (1945), y que en 1951, en su país recibe el Premio Nacional de Literatura. Por hacerlo, compartimos fragmentos de sus versos, elegidos por cuatro amantes de la poesía, declamados por ellos y con una breve historia sobre su elección.

Su pulso sensible y libre ondea inmortal.

Escóndeme

Este fue el poema escogido por Argénida Romero: “Me gusta porque habla del amor en el que buscas resguardo, en el que te sientes protegido. Y no puedo evitar pensar que de alguna manera ella hablaba también de ese amor hacia las mujeres que no podía hacer público, que debía resguardar del mundo, y que hace pocos años se supo: era lesbiana y amó y fue amada con intensidad por Doris Dana. A ella le legó su herencia literaria”. Para Argénida ella significa “libertad en la escritura”.

Canto que amabas

Nicolás Bera escogió este poema. “Me encanta pensar a Mistral como esa voz que se adelantó treinta años, por ejemplo, al feminismo. Que desde esa ruptura social, abogó la política como un bien común, y como ese rechazo inevitable a lo que pasó con la Segunda Guerra Mundial, hacen un eco de todo lo que nos falta. En este poema... me parece mucho la Gabriela que lloraba, más que la que escribía...”

Besos

"Mistral es una diosa. Es un ejemplo perfecto de cómo tocar con palabras, de cómo sentir a través de la lengua. A mí me cautiva esa inocencia, esa sutileza que hace que sus poemas sean tan exquisitos. Hay mucha dulzura en su pluma, pero mucha realidad y fortaleza también. “Besos”, sin duda, es de mis favoritos", dice María Isabel Ferreras.

Todo es ronda

Alexéi TellerÍas Díaz escoge este poema porque “estaba en mis libros de Lengua Española en primaria. Tal vez es el primero en el que pienso desde que ella me llega a la mente”.

Nazaret Espinal