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Huella de carbono
Huella de carbono

¿Cómo reducir tu huella de carbono?

A pesar de que percibas a la Tierra como inmensa y tu rol como insignificante, tus huellas ecológica y de carbono inciden directamente sobre el cambio climático

La Tierra está sangrando; ya no podemos hacernos los ciegos. Los incendios forestales alrededor del mundo están preocupando incluso a personas que vivían sin considerar la crisis climática en la que viven y el rol que tienen en su expansión. En medio de esta crisis que se vuelve cada vez más visible, más ubicua y más urgente, se hace evidente que el planeta es casa de todos. Y, como en todo hogar estable, cada uno tiene responsabilidades para mantener esta casa funcionando.

Para el fotoperiodista Marvin Del Cid, el problema radica en que “nos vemos como insignificantes, como si cualquier acción que podríamos hacer no dejaría un aporte”. Cuando nos percibimos como insignificantes -como ‘una personita en un planeta que en comparación es tan grande’-, así consideramos nuestra posibilidad de generar un impacto sobre la Tierra. También es una forma de evadir nuestra responsabilidad. ‘Si yo bebo agua en una botellita plástica, ¿qué diferencia hará? Mi país seguirá igual de maltratado; el planeta también’.

Sin embargo, Del Cid recuerda la frase, “‘Es solo un sorbete, dijeron 25 millones de personas’. A veces pensamos como individuos, pero no pensamos como colectivo”. Al pensar en el ‘cambio climático’, los países pequeños piensan en los más grandes y los individuos piensan en las organizaciones. Y sí, las potencias y los grandes productores tienen una responsabilidad inmensa... pero también la tenemos nosotros.

Del Cid comparte que: “Uno cree que las industrias de plástico, de papel y la minera son los grandes contaminantes. Sin embargo, la industria alimenticia produce el 25% de los gases de invernadero a nivel global. ¿Pero cómo se producen esos gases de invernadero a través de lo que comemos? Primero, la deforestación; necesitamos más terreno para poder producir vegetales, frutas y carne. Eso es lo que estamos viendo en Brasil. Al final, ellos quieren producir más y para eso necesitan terreno”.

En cuanto a la República Dominicana, el fotoperiodista declara que: “Tendemos a tomar conciencia porque los países pequeños somos los más afectados. Nosotros somos uno de los países más vulnerables al cambio climático por el posible aumento del nivel del mar. Sin embargo, cuando ves el mapa de los productores de gases de efecto invernadero, ni siquiera figuramos. Entonces, somos víctimas de lo que otros países producen. Sin embargo, nadie se hace ni se hará responsable de nosotros. Eso podría llevarte a preguntarte, ‘Si dejo de comerme un filete, ¿en qué ayudaría eso?’” ¿Por qué importas tú en incendios forestales inmensos que ocurren en otros países? ¿Cuál es tu rol en el cambio climático?

El cambio climático en el Caribe

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Infografía
Los cambios tan graduales a veces no nos permiten comprender la inmensidad de la escala del cambio. (SHUTTERSTOCK)

Para definir el cambio climático, la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) define nuestra experiencia en la Tierra como vivir en un invernadero. “La vida en la Tierra depende de la energía proveniente del Sol. Aproximadamente la mitad de la luz que llega a la atmósfera de la Tierra pasa a través del aire y las nubes hacia la superficie, donde se absorbe y luego se irradia hacia arriba en forma de calor infrarrojo. Alrededor del 90% de este calor es absorbido por los gases de efecto invernadero y se irradia hacia la superficie, que se calienta a un promedio de vida de 59 grados Fahrenheit (15 grados Celsius).

“Los científicos atribuyen la tendencia al calentamiento global -que se observa desde mediados del siglo XX- a la expansión humana del “efecto invernadero” (el calentamiento que se produce cuando la atmósfera atrapa el calor que irradia desde la Tierra hacia el espacio)”.

Del Cid explica que “la misma vida del animal produce gases de efecto invernadero. Los gases que representa comer un kilo de carne de cordero son equivalentes a manejar alrededor de 145 kilómetros. ¿Por qué? Aparte del transporte y de la refrigeración, la misma respiración de los animales -el dióxido de carbono producido por los gases del animal-, y las heces. De hecho, las heces producen metano en su proceso de combustión. El metano es un gas de efecto invernadero. Al final, lo que comemos nos está calentando”.

Para Óscar Oviedo, cofundador de la organización Vida Azul, la manifestación del cambio climático en el país “es un agobiante, profundo y extenso calor como jamás lo habíamos visto. En los últimos años se ha logrado temperatura récord en diferentes partes del mundo, y República Dominicana no es una excepción. Como somos una isla, esto trae consecuencias en el aumento del nivel del mar, ya que las capas de glaciares de hielo derriten los polos y sube el nivel de los océanos, lo cual podría traer consecuencias al turismo”.

Tu huella

La huella ecológica es una medida de la demanda humana en los ecosistemas de la Tierra. Mide la oferta y la demanda de bienes y servicios de todo el planeta, suponiendo que toda la población planetaria siguiera el estilo de vida específico de la persona realizando la medida. Por otro lado, la huella de carbono representa la emisión total de gases de efecto invernadero (GEI) al medio ambiente durante un período particular de tiempo por una persona u organización.

Distintas plataformas te permiten realizar pruebas para comprobar cuántos planetas se necesitarían si todos los seres humanos vivieran estilos de vida idénticos al tuyo. Los resultados son reveladores.

Paso a paso

¿Cuántos no hemos declarado al menos una (¿o 10?) veces en nuestras vidas: ‘El lunes empiezo la dieta’? ‘Dejaré de comer carne, lácteos, carbohidratos y grasas’, aunque estos eran los principales componentes de tu dieta. ‘Beberé 10 vasos de agua al día’, aunque no bebías ni uno. ¿Cuánto tiempo duraban estas dietas? ¿Pasabas del primer día?

Lo mismo sucede con el planeta. Si abordamos un problema abrumador con soluciones abrumadoras, puede que no lleguemos lejos. La activista Ginny Heinsen corrobora que “lo importante es crear conciencia, porque a medida de que te vuelves más consciente, te empiezan a doler las cosas que vas descubriendo que hacen daño al medioambiente, cosas que tú tiendes a hacer. Lo más importante, entonces, es tener conciencia e ir reduciendo esa huella”.

Para Oviedo, “nuestro pasar por la tierra debería dejar el planeta igual o mejor que como lo encontramos. Las prácticas que más impacto podrían tener a veces son las más difíciles de implementar; por eso, algunas personas deciden no hacer nada”. Pero hay que empezar. ¿Qué tal un “paso 1” de la mano de los expertos?

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Infografía

La paradoja de ‘vivir verde’

Óscar Oviedo plantea que adentrarse hacia una vida más ‘verde’ y consciente en este país “es difícil, pero no imposible. Tener un impacto positivo en el medioambiente no es caro. Pequeños ajustes en nuestros hábitos de consumo pueden traer una gran diferencia, inclusive hasta ahorro en nuestra economía personal. Por ejemplo, utilizar menos energía y utilizar menos agua nos puede ayudar en nuestro presupuesto. En mi caso he implementado paneles solares en mi casa y nuestros vehículos son eléctricos. Todo es un gran proyecto para implementarse a lo largo del tiempo y no de forma inmediata”.

Para Ginny Heinsen, hacer esta transición ocurrió “a la medida de que tuve conciencia. A lo largo de nuestras vidas nos acostumbramos a ver la basura, a buscar cosas baratas cuando queremos comprar ropa y a viajar mucho en avión. Culturalmente, nos vamos cegando y adormeciendo; estos dos factores son los más preocupantes. Mi primer paso fue documentarme y preocuparme por la huella que dejo en el planeta y por la crisis climática”.

Marvin del Cid acertadamente contempla que aún la periodista que entrevista a expertos apasionados del medioambiente y que escribe sobre pasos que conduzcan al cambio, deja una huella de carbono mientras intenta crear conciencia para ‘salvar al planeta’. En el proceso de adquirir conciencia y realizar cambios, chocaremos contra las paredes de nuestra humanidad y de los hábitos que hemos formado desde años atrás.

No es fácil, pero empecemos. Todavía somos incoherentes, pero empecemos. Si un millón de personas hoy escogen no utilizar botellas plásticas, serán un millón menos botellas plásticas contaminando el medioambiente. Tu botella importa para completar ese ‘millón’.

El planeta sigue gritando. ¿Estás escuchando? 

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Retratos:
Danelis Sena y fuente externa
Video:
Danelis Sena
Edición de video: Nicole Castillo
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