Una cascada en un rascacielos
La arquitectura china no deja de sorprender. Esta vez es con un rascacielos en la ciudad de Guiyang que, según sus dueños, tiene la cascada artificial más alta del mundo. El agua cae sobre la fachada desde 108 metros de altura.
La obra utiliza agua de lluvia y subterránea que recolecta en enormes tanques y que luego reutiliza. Aunque ha llamado la atención de muchos, en dos años solo fue activada seis veces. El problema es su alto costo: bombear el agua hasta la caída cuesta unos 120 dólares por hora.
Algo que ha convertido la obra en objeto de burla por varios internautas, que la suman a la larga lista de construcciones audaces, o bizarras, en el país asiático.