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Y tú, ¿por qué lees?

Las páginas de un libro pueden cambiar la vida de generaciones enteras. Para ellos no hay barreras. Por eso compartimos la historia de amantes de la lectura, cómo se iniciaron, por qué no se cansan y todavía leen.

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Y tú, ¿por qué lees?

Deberíamos aprender de los libros: no tienen prejuicios, se dejan hojear sin averiguar raza, creencia, estatus social, sexo, ideología... Abrigan la mayor de las sabidurías y no se sienten superiores. No discriminan a quienes prefieren no leerlos. Son tan variopintos como los gustos y viajan por todas partes sin necesidad de pasaporte porque para ellos no hay barreras. Y es que sus páginas pueden cambiar las vidas de generaciones enteras.

Locación y agradecimiento: Librería Cuesta

Angela Hooper

Psicóloga clínica

Libro: La vida privada de Mona Lisa de Pierre La Mure

“Siendo aún una niña, durante unas vacaciones de verano en mi casa, vi un libro que llamó mucho mi atención. Me gustaba la portada, que era un rompecabezas, y como estaba muy aburrida me puse a leerlo. Su nombre es “La vida privada de Mona Lisa”, una novela histórica. A partir del momento en que tomé ese libro, se puede decir que casi por accidente, me atrapó la lectura y descubrí que hay muchas cosas chulas que se esconden en ellos que no te estás esperando. Por ese libro me di cuenta de que había en mí una pasión por la historia del arte, los viajes... Sigo leyendo por el ejemplo que vi en mi casa. Mi padre es un lector muy de hábito y, a partir de ahí, asumí leer todas las noches, en parte para desconectarme del resto del día. Pero me gusta porque aprendo de todo y te transportas, siempre que te enganche”.

Bethania Ortega

Gerente de una empresa de RR.PP.

Libro: Carta a un niño que nunca nació de Oriana Fallaci

“Cuando era pequeña eran muy comunes los apagones, duraban horas y horas. No había tantas distracciones tecnológicas como ahora y era muy común estar aburrido. Mi casa siempre tenía revistas y libros, y comencé a curiosear en esas horas de ocio. Me quedaba prendada de lo que leía, imaginaba todo, era como viajar, me encantó lo que sentía y eso se quedó en mí.

Leo porque me da mucha paz, sobre todo ahora que la tecnología me mantiene casi todo el tiempo pegada al celular y a la computadora porque es imprescindible para mi trabajo. Tener un libro en las manos me da paz, hace que mi cabeza descanse, vuele a realidades muy distintas a las mías y me permite imaginar cosas por mi cuenta, crear, mantener la mente abierta a que cualquier cosa sea posible”.

Un libro que marcó tu vida

Elegí “Carta a un niño que nunca nació” de la escritora italiana Oriana Fallaci, porque me impactaron los planteamientos de la protagonista y coincidieron con muchas ideas que ya pensaba.

La autora trata la complejidad de dar vida en todo el sentido de la palabra. Es una carta que recorre desde los malestares físicos hasta los dilemas existenciales por los que atraviesa la protagonista de la historia, con quien de seguro muchas mujeres pueden identificarse (aún sin ser madres).

Este libro nos pone de frente realidades fuertes, pero más presentes y comunes de lo que quisiéramos, en nuestro día a día. Nos permite además reflexionar y ver que la vida es inmensamente difícil sin dejar de ser increíblemente hermosa.

Creo que es una lectura imperdible para mujeres y hombres porque permite poner la vida y su valor en perspectiva.

Gabriela Read

Periodista

Libro: Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante

“En la casa de mi infancia había un pasillo con un librero. Eran los libros de mis padres. Estaba toda la generación del boom latinoamericano, filósofos franceses... Estoy convencida de que ese librero en el pasillo, es decir, el estar continuamente viendo libros en casa, hizo que viera la lectura con naturalidad y no como una imposición. Ese librero también es el responsable de que lea de manera dispersa y desestructurada. Recuerdo todavía más: con algunos 9 ó 10 años, leí un libro de Bryan Weiss, “Muchas vidas, muchos sabios”. Era un libro sobre la reencarnación. Mi mamá le dijo a mi papá: “me preocupa que la niña lea eso”. Y esa semana se apareció en casa con un paquete de libros, la mayoría clásicos de la literatura, que compró en la única librería que había en Monte Plata.

Para mí leer es tan necesario como dormir o comer, forma parte de mí. Pero además porque se siente bien hacerlo. Porque es increíble conectarse con un libro, con sus personajes, y ver cómo luego la literatura se te atraviesa en lo cotidiano, cómo te reconoces a ti misma (o a la gente que conoces) como un personaje de un libro, miras a tu alrededor y reconoces algo que leíste y te das cuenta de que todo está conectado y en el fondo nada, nada es ficción. Los libros son la vida misma, pero en formato portable”.

Un libro que marcó tu vida

Esa pregunta siempre es difícill y hay que extirparla de la faz de la tierra (risas). Cuanto más lees, más libros te van marcando. Pero hice un esfuerzo de seleccionar uno y ese libro es “Tres Tristes Tigres”, de Guillermo Cabrera Infante. No he leído tanto como quisiera, pero hasta ese momento nunca había visto a ningún escritor jugar con las posibilidades del lenguaje como lo hace Cabrera Infante. El libro está lleno de personajes entrañables y cercanos. Muchos de ellos existieron, fueron los amigos de Infante, y son ficcionalizados en esta novela. A mí me gustaría hacer eso algún día. Además es un libro tristísimo con el que te mueres con risa, y eso siempre se agradece. Y, al mismo tiempo, es un poco de todo: un homenaje a escritores contemporáneos al autor, una radiografía de la Cuba pre-revolucionaria, una oda a la noche en la Habana de los nighclubs. Ese libro me gustó tanto que el motivo de mi fiesta de cumpleaños fue un capítulo de ese libro.

Laura García-Godoy

Actriz y dramaturga

Libro: El imposible olvido de Antonio Gala

“Cuando era niña pasaba muchas tardes con mis abuelos. Y después de comida se sentaba a leerme en voz alta, como con tres años, a Shakespeare... obras de teatro, los clásicos. Con ningún objetivo. Ya con cinco años me dejaba llevármelos y me da nostalgia porque yo comenzaba a llevármelos. Empecé al revés: a leer diálogos en vez de narrativa, Eso de alguna forma influyó en mi carrera en el día de hoy, que fue el manejo del diálogo primero que la narrativa. A partir de ahí no recuerdo otra forma de vida que no sea con un libro en la mano; los niños dormían con peluches yo con un libro. Una vez en el colegio ya fui encontrándome con otros autores y a leer lo que me gustaba: novelas, ficción... ya no era la lectura de una niña. En el colegio me daban ciertas cosas pero no se abundaba hasta donde lo necesitaba. Yo buscaba más. Porque no es lo mismo leer a Lorca sin saber lo que estaba pasando en ese momento como ser humano, su entorno... todo eso influye. No debemos limitarnos. Creo que mi curiosidad fue la que me llevó a buscar más cosas, a apasionarme.

De momento estoy retomando autores clásicos. Tal vez estoy pasando una crisis de la mediana edad y retomarlos me gusta. Entender muchas cosas que no entendí a los 20 años cuando lo leí y ahora me hace mucho sentido. Ya entiendo términos, decisiones de vida... Yo le recomiendo a cualquier persona que le guste la lectura, que se identifique con autores y que busque por fuera cosas del autor fuera de su obra, porque lo vamos a entender muchísimo mejor, ese mundo en la cabeza del autor”.

Rossie Ferreyra

Psicóloga industrial

Libro: Los Miserables de Víctor Hugo

“Aprendí a leer a la edad de 5 años, pero me enamoré de la lectura en el bachillerato cuando nos “obligaban” a leer obras literarias; entonces para mí, más que una obligación, resultó ser una actividad muy placentera porque me permite desde un lugar llegar a tantos otros, me da paz, me saca de la rutina. Los Miserables, de Víctor Hugo, es un libro que habla de las injusticias sociales y narra de manera muy triste diversas situaciones que viven sus personajes, pero también habla de la importancia del perdón, de dar segundas oportunidades, de ayudar a los demás y de amar en todas las formas posibles”.

Tayana José González

Periodista, manejadora de redes sociales

Libro: El Principito de Antoine Saint-Exupéry

“Comienzo a apasionarme por la lectura cuando mi maestra de 7mo. grado me regaló un libro de poesía y, como dedicatoria, me escribió un mensaje que decía ‘Dedícate a la lectura y lograrás todo en tu vida’. Esa dedicatoria me marcó. Me gusta leer porque es como realizar varias actividades al mismo tiempo, cuando leo viajo, sueño, conozco otros mundos, sonrío, me divierto, pero sobre todo adquiero conocimientos nuevos. Me cambió la vida el libro “El Principito” de Antoine

porque habla de principios y valores que enriquecen el espíritu y traen paz infinita al alma”.

Valérie m. Martínez Dacostta

Traductora de textos en español, inglés y francés

Libro: The Giving Tree (“El árbol generoso”) de Shel Silverstein

Me inicié en la lectura a muy temprana edad. Ya a los 4 años tenía mi propio carnet de biblioteca. En ese momento, vivíamos en California y la accesibilidad de libros para niños era (y sigue siendo) bien amplia. Mi mamá me llevaba a la biblioteca y me dejaba prácticamente sola en el área de niños porque sabía que podía quedarse cerca pero que no me movería por estar tan “metida en la lectura”. Tanto ella como mi abuelo paterno han sido las principales figuras que me incitaron a leer. Y desde entonces, “como libros”.

Todavía leo porque literalmente es como oxígeno para mí. El hecho de leer lo considero un privilegio y un deber. He aprendido y crecido tanto intelectual y emocionalmente a través de la lectura, que ni sé quién hubiese sido de no amarla tanto. Mi pasión es tal que, de niña, hasta las literaturas de medicina o los envases de productos he agarrado cuando no tenía otro tipo de texto cerca. Poseo más de 300 libros físicos y cerca de mil digitales. He leído el 97% más de una vez, y en cada ocasión, aprendo algo nuevo. Fui profesora de 6to grado durante cinco años y todos mis chic@s salen “come-libros” también. ¡Es hermoso y sumamente gratificante!”.

Un libro que te marcó la vida

“The Giving Tree” (”El árbol generoso”) de Shel Silverstein. Lo leí de pequeña y le debo el desarrollo de empatía en mí al relato que narra el autor. Como todos los libros, cada vez que vuelvo a leer uno, le encuentro otra vertiente al/los mensaje/s. Ya mayor, también aprendí que uno puede entregarse, pero siempre guardando su propia esencia. No perderse en los demás. ¡Libro muy recomendado y valioso!

También tengo una conexión profundamente arraigada con Bosch, Cortázar, Quiroga y Poe. Sus relatos me impulsaron a escribir cuentos cortos. No los he publicado, pero causa gran placer darme cuenta del alcance interminable de mi amor por la lectura.

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