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El libre albedrío financiero

“Quizá no puedo decidir qué comprar, pero puedo disponer cuándo no comprarlo”

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El libre albedrío financiero

¿Decidimos lo que queremos o solo seguimos lo que algo o alguien desea que sigamos? Nacemos con un libre albedrío que se va condicionando, al final debemos saber cómo funciona para poder accionar.

Al momento de tomar una decisión debemos estar claros de cómo funciona nuestro cerebro si queremos lograr lo que deseamos.

Los compradores compulsivos (si lo reconocen) saben lo fuerte que es ese algo en lo más profundo del cerebro. Algo que casi los obliga a hacer la adquisición, no importando lo que muestre su cuenta bancaria. Puede ser que estemos conscientes del dolor que nos causará el estado de la tarjeta de crédito, lo más seguro la decisión se tomará independientemente de lo racional.

En estudios recientes se ha podido comprobar que 10 segundos antes de creer tomar una decisión ya la decisión está tomada. Nuestro cerebro ha decidido lo que quiere.

“Pero yo comando mi cerebro”, me dirán muchos. Y precisamente ahí está el dilema que hoy abordo.

Nuestro cerebro está lleno de conexiones que vamos formando con cada información y decisión que entra en él. Caminos que se unen para dar paso a las nuevas informaciones y almacenarlas. Y que nos ayudan a decidir cada vez más rápido y con mayor precisión.

Un hombre va a una feria de vehículos y al final hace una compra que no había planificado. Podríamos llamarla una decisión emocional... en realidad es condicionada por muchos factores, como explico por extenso en mi libro sobre inteligencia emocional Migomismo.

Algunos ingredientes que condicionan esa compra son la crianza, la publicidad de los bancos, las creencias sociales (el estatus y el símbolo de triunfo ante todo), el vendedor, las frustraciones, las burlas de otros, las burlas que hacíamos a alguien que ahora muestra más, etc.

¿Decidimos por libre albedrío? Es muy difícil creer que esa decisión estuvo condicionada solo por el pensamiento consciente y no dominado por el inconsciente.

Lo mismo pasa con la compra de un vestido o un nuevo aparato tecnológico. Es la razón por la que los grandes marketeros han apelado a nuestro inconsciente y buscado bloquear el consciente. Nos hacen adeptos a sus marcas y a sus cambios de moda. Ya no buscan clientes, sino seguidores. Nos convierten en fanáticos manipulando nuestro consciente para que no influya en la decisión.

La verdad es que el inconsciente domina el consciente, de ahí la importancia de tener dogmas arraigados. La decisión debe estar muy por encima de lo que los otros quieren que hagamos, incluyendo a nuestro avanzado sistema cerebral. No está totalmente evolucionado para enfrentarse al bombardeo de publicidad de estos días... y por lo visto siempre andará detrás de los científicos. Ellos buscan cómo manipularlo, haciéndole creer que tiene libre albedrío para quedarse con nuestro dinero.

Hay buenas noticias que ayudan a que la decisión no se tome. Una vez lo definieron de esta fantástica manera: “El consciente no tiene voto, pero tiene veto”.

No tenemos el libre albedrío financiero, somos gobernados por un ser interno, pero podemos vetar la decisión de una compra que nos traería dolores de cabeza, estrés y malos momentos.

AVISO: Estaré en octubre en RD. Para contrataciones de cursos en empresas, conferencias y coaching escribir a Ventas@DiegoSosa.Info. Avisaremos de las presentaciones abiertas por aquí, mi página y mis redes.

Foto: Shutterstock.

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