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Queridas Novias

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Queridas Novias

Por muchos años, y con mucha alegría, me dediqué a organizar buena parte de las bodas más exclusivas y caras de Santo Domingo. Como gerente de banquetes de uno de los hoteles más emblemáticos de la capital dominicana, ser el enlace entre los novios, los planificadores de eventos y el hotel, consumía gran parte de mi tiempo.

A las novias les agradezco infinidad de historias y mu-cha de mi actual paciencia. Sobrepasaba mi capacidad de entendimiento el nivel de histeria y egocentrismo que algunas podían poseer, pero no era mi trabajo juzgarlas ni medicarlas; más bien era tratar de llevar algo de paz al caos e intentar complacerlas antes de que esquilmaran la fortuna familiar o rompieran el compromiso y se casaran solas. Porque se iban a casar, costara lo que costara... eso lo tenía claro.

Muchos años y muchas bodas después, pude poner algunas cosas en perspectiva. Boda cara no es sinónimo de matrimonio feliz. Boda y matrimonio tampoco son sinónimos, aunque por una noche ambos conceptos se complementarán.

La novia que tenía claras estas diferencias, disfrutaba de mayores posibilidades de sobrepasar indemne meses de interminables preparativos y mantener a salvo su relación por algunos años más.

No pretendo tener la clave para mantener un matrimonio, pero habiendo asistido a innumerables reuniones pre-boda, casi en calidad de árbitro y abogada del diablo, puedo compartir algunos tips que espero les sean de utilidad.

La decoración no es tan importante como el ambiente. Procura que tus padres, tus futuros suegros, tus cuñados y la gente que quieres se sientan identificados y bienvenidos en la celebración. Si bien es cierto que es imposible poder complacer a todos, al menos toma en cuenta sus inquietudes. Por más bellos que sean los arreglos de flores y los efectos de luces, lo más importante es que compartan contigo tu felicidad y la sonrisa no luzca fingida en las fotos.

No eres la única que come, ni la que bebe. Es normal que, como novias, queramos ser complacidas en todo. Pero si eres vegetariana, alérgica, abstemia o solo ñoña, no es culpa de tus invitados. Si decidiste que los quieres en tu boda, que ellos se sientan integrados también es tu responsabilidad.

Acepta consejos. Puede ser que el gusto de tu madre haya quedado en el medioevo, pero te ama y quiere lo mismo que tú. Pinterest, por su parte, no te conoce y no le importas. Si contrataste un wedding planner es porque entiendes que tiene experiencia previa y un gusto compatible al tuyo. ¡Entonces, deja que hable! El wedding planner, a diferencia de tu madre, va a cobrar, pero a semejanza de tu madre se va a esforzar para entregarte una boda de ensueño y muchos comentarios positivos. En lo que respecta a tu propia boda, eres la que menos experiencia tiene, así que confía y acepta consejos.

No te compares. Siempre habrá bodas más caras y más bonitas que la tuya, pero jamás habrá otra novia igual que tú. Imprime tu sello personal, no pierdas de vista tu objetivo ni te excedas de tu presupuesto y disfruta tu día. Con Dios delante y mucho compromiso de ambas partes, es posible que sea tu única celebración de boda, por lo que, más que bonita, esfuérzate porque sea un precioso recuerdo del inicio de una vida en común con tu compañero.

Si quieren más consejos, o reírse a carcajadas con algunas historias de histerias pasadas, compren mi libro cuando finalmente me decida a imprimirlo: “Memorias de una wedding planner” está casi listo.

ilustración: Ramón L. Sandoval