Algunas frases asociadas a la vida en pareja o a las relaciones sexuales se han solidificado y se usan con habitualidad, pero ¿sabes de dónde provienen? Aquí listamos algunas de ellas.
Echar un polvo: esta es una frase que se utiliza para referirse a la relación sexual específicamente. Se ha popularizado en casi todos los países de habla hispana, pero su origen es bastante particular. La teoría más extendida al respecto se refiere a la particular afición de la alta burguesía europea aristocrática a inhalar tabaco fino, picado, por la nariz. Cómo esto no estaba bien visto, había que hacerlo a escondidas en situaciones en las que también se podían dar encuentros sexuales.
Poner los cuernos: esta frase indica que se ha roto la monogamia y se ha engañado a la pareja. Su origen se relaciona a la mitología griega y a la historia de Pasifae, esposa de Minos, rey de Creta. Poseidón le había regalado a Minos un toro blanco para que sea sacrificado en su nombre, pero el Rey se encariñó con el animal y no quiso hacerlo. Por esta razón, Poseidón hizo que Pasifae se enamorara del toro en castigo.

El problema surgió cuando fue el toro el que mostró un desinterés total en Pasifae, por lo que le pidió a Dédalo, un arquitecto y artesano, que construyera una vaca de madera para esconderse dentro de ella y engañar al animal. Así, Pasifae copuló con el toro y de su unión nació el Minotauro, con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
¿Y quedarse en pelotas? En pelotas o en bolas, según el lugar, es otra frase muy popular. Se aplica tanto a quedarse sin dinero, como a quedarse sin argumentos en una discusión. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando se usaba el pellote, una especie de chaleco largo de piel que se usaba como ropa interior. Así las cosas, desvestirse era quedarse en pellote y su adaptación con el uso derivó en quedarse en pelotas.