Maglio Pérez, arte en blanco y negro
Freddy Ginebra
No recuerdo la primera vez que vi a Maglio Pérez. Ni tampoco cuándo nos hicimos amigos. Sé que un día llegó a Casa de Teatro y desde entonces, sin darme cuenta, entablamos amistad. Maglio es un artista exigente, ve cosas donde la mayoría de las personas ni siquiera las adivinan. Maglio es obsesivo, dramático, blanco o negro, impulsivo, amigo de sus amigos y ama República Dominicana aunque aún no lo sabe. Me atreví a hacerle unas preguntas y se atrevió a contestarlas sin antes advertirme que le habían producido mucha tensión.
¿Qué es ser fotógrafo?
Ser fotógrafo es un estilo de vida, es ver más allá de nuestros ojos, es una búsqueda permanente de momentos únicos, es abrirse al mundo de tal manera que nuestra alma queda al desnudo, en mi caso la nostalgia me invade y eso es lo que busco.
¿Qué te quita el sueño?
La perfección es algo que me persigue constantemente al hacer fotografía, la arquitectura de la foto, el encuadre, la composición, a veces me abruman los detalles..
¿Cómo es vivir en Chile?
Te hace recordar donde están tus raíces, donde descubriste qué querías hacer y el cómo hacerlo, además el frío te lleva a encerrarte y pasar de momentos felices a ratos de infinita tristeza.
Si tuvieras que definir qué es “Cartagena, La Tierra de Huidobro”...
Es un proyecto que me hizo recordar mi infancia, la primera playa que vi, los viajes en familia, las historias antes de dormir, en definitiva reencontrarme con la memoria.
¿Por qué una exposición completa en blanco y negro?
Eso llegó por azar y por escuela; partí haciendo fotos de Cartagena hace ya 25 años, mientras estudiaba fotografía y utilizábamos blanco y negro como en el inicio de la fotografía; a la vez me gustaba la atmósfera que le otorgaba a las imágenes, eso me hizo descubrir la melancolía de mi visión.
Tu regreso a Santo Domingo ha sido...
Bueno fue intenso, un país donde viví e hice grandes amigos, donde descubrí el color, los cielos azules, aquellas nubes que parecen de algodón, una luz diferente más intensa, un mundo nuevo y totalmente distinto del que venía. Un país que aún no termina de sorprenderme.
Cuando tomas una foto intentas...
Dar cuenta de la memoria, de la historia, de momentos que no se repiten, después de ese click ya es historia, maravilloso.
¿Qué significa ser chileno para ti?
Es una carga muy grande. Chile es un país lleno de desigualdades en todos los ámbitos, ya sea económico, climático; por el frío me convertí en una persona un poco triste, melancólica y contemplativa, a veces eso es difícil de llevar.
¿A qué le tienes miedo?
A perder la memoria, a no reconocer lo que me rodea, por tanto a perder también la vista, el mirar, es decir, la muerte del fotógrafo.
¿Blanco y negro o color?
Ambos. Me inicié en el blanco y negro y me fascina la gama de grises y las texturas que esto entrega, pero el color es vida y alegría y eso me cautivó.
¿Con qué sueña Maglio?
Sueño con tener la energía, la fuerza y la disciplina para poder fotografiar los últimos vestigios de oficios que van quedando en mi país y en el mundo, conocer a esos personajes, que me cuenten su vida, descubrir su mundo y ser parte de él.
¿Qué foto no harías nunca?
Creo que nunca fotografiaría la muerte, por opción de conciencia.
¿Cuáles han sido tus influencias?
Mis influencias son los fotógrafos chilenos Patricio Guzmán Campos y Claudio Pérez. De Patricio Guzmán me fascina cómo su ojo dialoga, se detiene y captura fragmentos de la vida y los atesora para sí. A la vez da cuenta del sentimiento humano, lo oscuro, reflexivo o luminoso, es espontáneo, pero sobre todo genuino. Claudio Pérez, en los días en que era mi profesor, produjo un cambio en mi visión, lo arquitectónico se alejó a un segundo plano, pasando el contenido y las historias a jugar un papel vital. Y de los grandes maestros admiro mucho a William Klein y Robert Frank.
Coordenadas
“Cartagena, La Tierra de Huidobro”, la exposición fotográfica de Maglio Pérez está en exhibición hasta el 30 de julio en Casa de Teatro.
Freddy Ginebra
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