Una máquina del tiempo dibuja el otoño de Louis Vuitton
Nicolas Ghesquière ha creado una colección para este otoño como si se tratara de una enciclopedia de la moda, o mejor aún, de una máquina del tiempo
Chaquetas de cuero combinadas con pantalones fruncidos, bombers satinados con faldas de tul y volantes, toreras con clara inspiración española, o faldas lápiz estampadas es lo que nos depara la fascinación futurista y el pasado de Nicolas Ghesquière, director creativo de la casa Louis Vuitton, para dibujar el presente visualizando lo que viene. Con esta colección de Otoño-Invierno que presentó en el Paris Fashion Week, el diseñador consagra el concepto y lo profundiza, con looks novedosos que, como un rompecabezas, arman una línea del tiempo.
¿Qué pasaría si todas las innumerables épocas que nutren a la moda pudieran reunirse aquí y ahora? Y, ¿qué pasaría si en el presente, pudiéramos confrontar a la historia con libertades contemporáneas, representadas por el puro placer de la moda? Un choque de estilos, combinaciones inesperadas, funciones subvertidas... Vestirse sin protocolo. Ir de lo viejo a lo nuevo y de lo que no tiene precedentes a lo patrimonial.
El anacronismo se convierte en una actitud. Probar la propia agilidad con respecto al guardarropa. Esta colección es como una afinación de la sastrería, donde la personalidad toma la prioridad: todos pueden escribir su propia historia.
Los 200 personajes en la tribuna histórica son el trabajo de Milena Canonero, diseñadora de vestuario de Stanley Kubrick, quien trabajó en A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica), Barry Lyndon y The Shining (El Resplandor). Alrededor de 200 personajes fueron del siglo XV hasta 1950.
La música fue compuesta por Woodkid y Bryce Dessner. El título de la pieza, Three Hundred and Twenty (Trescientos Veinte), se refiere al número de años entre los diversos movimientos referenciados en una composición barroca inyectada de versos musicales minimalistas y repetitivos.
Revive Nicolas de Grigny, un contemporáneo de Bach, quien jamás obtuvo el reconocimiento de sus pares y nunca tocó en el Louvre. En sintonía con este choque de tiempos, hoy -siglos más tarde -escuchamos a Nicolas de Grigny en el Louvre.
Nicolas no escatima en incluir el monograma, el símbolo más emblemático de la moda, a través de los clásicos bolsos y, sutilmente, en zapatos y prendas.