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La mano de obra haitiana en los campos de nuestro país

Texto: Kirsis Díaz / Fotos y video: Pedro Bazil

Algunos haitianos trabajan hasta trece horas diarias a cambio de obtener sumas de hasta RD$26,000 a RD$30,000 mensuales para su sustento y el de familiares distribuidos entre República Dominicana y Haití. El sector agropecuario concentra la mayor cantidad de haitianos en el país, según datos de la última encuesta.

EL AGUACATE. Cruzan la frontera escondidos, cansados de pasar penurias para subsistir en el empobrecido Haití y aquí su primera opción de trabajo la buscan en los campos dominicanos. Pagan a guardias criollos para que les permitan su entrada a República Dominicana. Sin titubeos confirman el mencionado contrabando.

Los inmigrantes agricultores confiesan que para ingresar a territorio nacional pagan entre RD$3,000 a RD$6,000 a un compatriota, quien les hace la conexión con los oficiales dominicanos para atravesar la frontera. A estos últimos nunca les ven la cara.

“Ellos dejan pasar, es igual que la gente que va para Puerto Rico”, dice uno. Sí, un contrabando, susurra otro.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Inmigrantes en la República Dominicana (ENI-2017) señalan que a ese año en el país había 497,825 personas nacidas en Haití, 39,592 más que en 2012, y 253,255 descendientes de estos (en 2012 eran 209,912). El sector agropecuario es la actividad económica que agrupa la mayor cantidad de ellos. Del total de haitianos en el territorio nacional, 168,265 utilizan el sector agropecuario -agricultura, ganadería, silvicultura y pesca- como principal fuente de empleo.

Se marchan de su nación considerada la más pobre de América y del hemisferio occidental para cruzar la frontera en una guagua que los deja en Santiago, en el norte de la tierra quisqueyana, y ahí, habiendo recorrido 280 kilómetros en unas siete horas, se dirigen a su lugar de residencia que, por lo general, es la casa de un familiar o amigo. La región Cibao Norte es la segunda zona con mayor cantidad de haitianos en el país. La primera es la metropolitana.

Antes de emigrar el alrededor del 89.7% de los haitianos -mayormente con estudios básicos y primarios- se dedicaba a la agricultura, caza, silvicultura y pesca, al comercio al por mayor y menor, la construcción, y otros servicios. En República Dominicana se han convertido en la principal mano de obra agrícola, un fenómeno social que, según los productores, se ha dado porque los dominicanos no quieren realizar los trabajos pesados del campo.

Es por ello que, según los cálculos, el sector agropecuario nacional ocupa alrededor del 33.8% de la mano de obra haitiana existente en el país. En algunos casos, como en la producción del arroz, el banano, el café y las habichuelas y en la ganadería de carne y leche usan más del 60% de estos extranjeros como obreros.

“En el cultivo de arroz los haitianos son los que hacen la gran mayoría de los trabajos”, precisó Jesús Vásquez, un pequeño productor de arroz.

Son las 3:40 de la tarde de un jueves de marzo y desde la Autopista del Nordeste se visualiza un grupo de agricultores dominicanos y haitianos trabajando en la cosecha de una plantación de arroz en la provincia Duarte. Bajo el intenso sol, un haitiano levanta sacos del cereal -de 110 kilos cada uno- y los monta en caballos, mientras otros dos reciben y organizan la carga que es transportada en camión a una factoría donde le retiran la cáscara.

En el país el arroz es el cultivo que ocupa la mayor superficie sembrada -164,186 hectáreas- y el sexto con más producción -556,870 toneladas- por año.

Los haitianos que laboran en los cultivos de este cereal desarrollan jornadas laborales de hasta trece horas por día y casi la totalidad de los que se dedican a la agricultura, dicen trabajar sin contratos ni seguros médicos si se encuentran ilegales.

“Hago todo lo que haya que hacer aquí en el campo. Aro la tierra en un tractorcito, siembro arroz y plátano y también cargo sacos. Ayer fue un día duro, el sol estaba fuerte y me dolía mucho la cabeza. Tuve que poner de tres en tres 700 sacos de arroz y salí a las 7:00 de la noche”, indicó el nacional haitiano Samuel Lima, de 28 años.

Este gráfico se compone de dos páginas, haga clic para ver la siguiente

Trabajando en la agricultura un haitiano puede conseguir entre RD$26,000 a RD$30,000 mensuales. En el caso de la siembra de arroz, por sembrar una tarea del grano en cuatro horas ganan RD$500; por arar la finca en un tractor RD$12,000 y 13,000 en tres semanas y RD$5.00 por cada saco que cargan.

Los productores de arroz confirman que por “echar días” pagan a los haitianos según el trabajo: RD$500 por sacar yerba o fumigar y RD$700 y 800 por “murear”. Es un dinero que no reciben fijo y puede variar con la necesidad que tenga el productor durante el cultivo.

“Los de la raza mía somos los que hacemos este tipo de trabajo, a veces lo que nos pagan no nos conviene pero como no estamos en nuestro país no podemos quejarnos tanto”, manifestó Lima.

Tras la siembra deben esperar casi cuatro meses para cosechar. Durante ese tiempo efectúan labores de limpieza de canales y áreas sembradas, fumigación, distribución del abono y seguridad de fincas.

Trabajar en el campo no resulta sencillo para el haitiano, ellos lo tienen presente. En las plantaciones de arroz, caminan descalzos decenas de tareas expuestos a sufrir cortaduras en los pies con unos caracoles que se encuentran en la tierra.

“Las botas se quedan atrapadas en el lodo y podemos caernos encima del arroz, por eso caminamos descalzos. A veces me clavo y me corto las plantas de los pies con los caracoles, pero sigo, no le paro a ná”, manifestó un haitiano.

Un grupo de obreros agricultores dominicanos y haitianos trabajan en la cosecha de una plantación de arroz en la provincia Duarte. Transportan la carga en caballos.

Haitianos levantan los sacos de arroz cosechados mientras hacen pausas para hablar con la prensa.

Desarrollan la labor agrícola por necesidad. El haitiano Genso Paola, de 33 años, destaca que de este trabajo dependen su esposa e hijos, además de que hace envíos a su madre, padre y hermanos, que residen en Haití. Cuenta que para ganar más dinero a veces debe combinar la agricultura con la construcción.

“Dejé Haití porque tengo muchos amigos que viajan para acá y dicen que les va bien. Aquí saco yerba, siembro arroz, trabajo con los mulos en la parcela, hago todo tipo de trabajo. Si hay una mata de plátano para sembrar la siembro también”, dijo el hombre quien lleva 15 años en el país.

En todas las áreas del campo

De acuerdo a Manuel Núñez, historiador e investigador sobre la migración haitiana en el país, la participación de haitianos en el campo nacional se percibe desde los años 30 y 40 cuando hubo un predominio de la mano de obra haitiana en los ingenios azucareros.

“Eran ingenios que estuvieron en manos extranjeras que luego pasaron a control de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Primero usaban mano de obra de las Antillas Británicas y posteriormente haitiana y era la única área de la producción donde se utilizaban”, recuerda Núñez.

La mayor concentración de haitianos en República Dominicana se encuentra en las provincias con cultivos de caña 128,275 y en las de arroz, banano, víveres y pecuaria donde hay unos 112,562. Lugares donde ha aumentado en 40,853 la presencia de haitianos desde 2012.

En la producción de banano muchos de los obreros haitianos manifestaron que parte del dinero que consiguen aquí lo envían a sus familiares residentes en Haití. Estudios indican que el 44.7% de estos inmigrantes lo hace. En el banano estos extranjeros tienen condiciones de trabajo muy similares que en los cultivos de arroz.

“Tengo 37 años en República Dominicana, pero tengo mi familia en Haití. Yo viajo mensual o cada dos meses, pero vengo de una vez. Usted sabe que con el papel que uno tiene uno se va porque no tiene problemas con la guardia. Aquí tengo trabajo bueno, no tengo seguro médico pero me pagan 400 pesos por día, me dan la comida”, indicó Apolón Charles. Trabaja recogiendo basura en sembradíos de banano.

Ganan más que en Haití

Sainvilus Dieu Cesse es un haitiano de 28 años, que llegó al país ilegalmente un 27 de enero de 2014 en busca de trabajo. Desde hace un mes labora en la producción de miel en Samaná, este del territorio nacional.

Libra los domingos y cada día trabaja de 7:30 de la mañana a 4:00 de la tarde por un sueldo de RD$10,000 mensual, equivalentes a RD$333 por día, lejos del costo promedio de la canasta familiar que según datos del Banco Central, en el quintil número 1, el de menos poder adquisitivo era de RD$13,717.16 en febrero pasado.

Aun así, ese monto sigue superando el salario mínimo de Haití aumentado en julio de 2017 a RD$276.00 por día. Antes era de unos RD$220.

“Yo tengo mi hijo y mi mamá. Una parte del dinero lo uso para enviárselos, otra para comer, comprar ropa y lavar”, comenta el haitiano quien habita en una pequeña casa facilitada por sus empleadores de origen francés que viven en el país.

La vivienda hecha de madera, techo de zinc y piso de cemento gris distribuida en unos 30 metros cuadrados cuenta solo con una cama, características comunes en las viviendas de estos extranjeros en territorio nacional.

Las viviendas, en que residen los nacidos en Haití en República Dominicana, tienen mayoritariamente el bloque o concreto como material principal en las paredes (47.4%), mientras que el 34.7% tiene paredes de madera. Los dos materiales que componen alrededor del 85% de los pisos en estas viviendas son el cemento (73.7%) y la tierra (11.8%). El 72.8% de los techos de las viviendas son de zinc y solo un 11.8% está compuesto de concreto.

Parte de los sacos cargados y organizados durante un día por dos haitianos.

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