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Salto Grande, baluarte del turismo ecológico en Azua

Es una reserva científica con alto valor educativo

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Salto Grande, baluarte del turismo ecológico en Azua
El Salto Grande atrae a miles de turistas que acuden a disfrutar de sus aguas.

AZUA DE COMPOSTELA. En el atlas hidrográfico de la heroica provincia de Azua, el Salto Grande es el curso de agua más atractivo de la región sur, visitado por turistas nacionales y extranjeros.

En el inventario de cascadas de Azua se registran 20 saltos da agua, pero Salto Grande, como su nombre lo define, es el rey de las aguas, al salir de la erupción montañosa de la Cordillera Central.

Está ubicado en el Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó, héroe de la insurrección cívico militar de abril de 1965.

Es la cascada más alta de la provincia, y quizás, también una de las caídas de agua más altas de la región del Sur.

La cascada tiene una altura de alrededor de 35 metros de caída accidentada de agua. Posee cuatro secciones o quebradas de agua con igual número de charcas, con una sección final que golpea en la base o llanura de las montañas, para dar paso al nacimiento de Río Grande, el cual tiene una extensión de unos 12 kilómetros, deposita sus aguas de manera subterránea en el mar Caribe.

Es una cascada que se disputan los municipios de Las Charcas y Estebanía, pero su curso orienta hacia Las Charcas.

Sus aguas son como un marcador fronterizo entre ambos pueblos.

Salto Grande se encuentra en un estupendo lugar dentro del bosque seco del parque nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó y sirve de fuente de agua al distrito municipal de Las Charcas, así como en la irrigación en el cultivo agrícola y la crianza bovina y caprina de la zona.

En su entorno se concentra una biodiversidad altamente especializada, con desniveles latitudinales que se conjugan con las vistas grandilocuentes de la Bahía de Ocoa y Playa Caracoles.

Interés ecoturístico

Es, en resumen un espléndido, hermoso y glamuroso escenario y enclave histórico con interés ecoturístico de la Provincia de Azua de Compostela. Está enclavado en un cañón de rocas, donde la vegetación es escasa, y los rayos del sol penetran sin obstáculos mientras se disfruta de sus charcas suspendidas en la zona peñascosa

Tiene más de 8 mil metros de sendero accesible, y hay que caminar unos 4,700 metros sobre el curso del río Grande.

Los vehículos pueden llevarte por el cauce del río hasta la charca, pero antes debe cruzarlo cuatro veces por diversos puntos.

Aunque se debe caminar sobre el cauce del afluente, solo se podrá ver el agua correr cuando se esté a unos 300 metros, pues la mayoría corre al mar de manera subterránea.

Ahora, las pocas aguas que se asoman a los ojos permiten escuchar la música interminable y natural de su caída entre peñascos y correderas.

Cuando se logra enfocar los oídos en el sonido del agua sobre las rocas, entonces se sabrá que está llegando a la paradisíaca estructura de agua que comienza a ser avistada en su parte más elevada.

Al fondo del cañón de peñascos se encuentra la atracción principal que es el salto, con varias piletas naturales en quebradas, con escasas sombras.

Es difícil trepar a las charcas altas del salto, adoquinadas con espaciosas lozas en piedra de agua.

Hay espacios suficientes para observar la caída de las aguas, que se arremolinan entre rocas y que luego caen con velocidad extraordinaria a la charca final, muy concurrida por turistas y parroquianos.

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