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Batey con “B” de banano

Sus tierras ubicadas en las afueras del pueblo fueron “colonizadas” por empresas extranjeras que vieron en ellas el potencial para cultivar el banano. Así nacieron los bateyes en torno a un fruto que se ha convertido en el oro de Montecristi.

Batey con “B” de banano
El batey Jaramillo fue fundado en la década de 1940 por la Grenada Company. (DENNIS M. RIVERA PICHARDO)

MONTECRISTI La naturaleza del batey ha cambiado mucho desde que se produjeron las primeras migraciones haitianas para trabajar en los ingenios azucareros y en las obras de construcción pública a principios del siglo XX. Esta transición, si se quiere, tiene que ver con el cambio que experimentó la economía dominicana cuando la industria azucarera perdió fuerza.

Así, de ser un lugar de cultivo de caña de azúcar y poblado por haitianos, nacieron los bateyes de plantaciones de banano, levantados por empresas extranjeras que contrataron mano de obra dominicana. Como sucedió en Montecristi con la llegada de la Grenada Company alrededor de los años 40.

“En la medida que se empezaron a producir transformaciones en la economía dominicana, decae la actividad azucarera. Por eso, en algunos territorios rurales se volvió a hacer énfasis en otras tareas agrícolas como el cacao, el tabaco. Algunas de carácter agro-exportador como el banano, el mango, la papa, la yuca y la batata. Y naturalmente comenzó a variar la composición de los trabajadores de la zona rural”, explica el sociólogo y catedrático José Antinoe Fiallo.

“Es un proceso complejo”, puntualiza sin dejar de destacar que es interesante porque notas cómo se concentran estas nuevas poblaciones alrededor de las nuevas actividades agrícolas. Hay una mezcla de personas de diferentes procedencias concentradas en una actividad agrícola particular. Eso es lo que define un batey”, agrega.

En los bateyes Juliana-Jaramillo empezó a escribirse de esa manera su historia: “Veinte años atrás allí no había haitianos”, afirma el doctor Miguel García Tatis, quien ofrece sus servicios contratado por BANELINO (Banano Económico de la Línea Noroeste), una de las compañías bananeras propietaria de terrenos en esta zona fronteriza.

“Durante el gobierno de Jorge Blanco se concibió un asentamiento campesino de lo que quedó de la Grenada. Te estoy hablando del 1986. Entonces se hizo la primera asociación Juliana-Jaramillo, un asentamiento agrícola de campesinos dominicanos. Luego vino una señora holandesa, Marije Peña, para hacer su pasantía agrícola. Conoció a los campesinos, la producción de banano, a los pequeños productores, e hicieron una pequeña asociación que se llama Banelino (Bananos Económicos de la Línea Noroeste). Fueron comercializando el banano hacia Europa básicamente. Tiene unos 20 años de establecida”, recuerda el doctor, que en ese momento recibe una fila de pacientes en una edificación que funciona como iglesia en el batey Jaramillo.

Se detiene un momento y continúa relatando la historia, resaltando que aquel lugar recibe el nombre de Jaramillo por ser el apellido del colombiano que sobrevoló la zona y descubrió en ellas el potencial para las plantaciones de guineo. “Eso fue alrededor de 1939. Se hizo un contrato con el gobierno de Trujillo de 50 años. Pero ellos se fueron antes, cuando comenzaron los problemas sociales”, el doctor se refiere a los conflictos que surgieron luego del ajusticiamiento de Trujillo.

Pero, ¿a quién pertenecen entonces esto terrenos? ¿Al Estado? “Los terrenos fueron hechos para los pequeños productores. Hay algunos con cientos de tareas. En otras zonas, las viviendas son del Estado, aunque las personas las usan como usufructo y ellos mismos las venden a otros. Pero es un usufructo, no tienen papeles”, indica el doctor Tatis, que también tiene un dispensario en la zona, con medicamentos y atenciones para todos los que viven en el área.

Ahora, visiblemente los habitantes de dichos bateyes son haitianos. ¿Las causas? Según las opiniones de algunos de los dominicanos que aún viven o trabajan allí, incluyendo la del doctor Miguel García, sus compueblanos se marcharon en busca de mejores oportunidades de empleo, luego de que la crecida del río Yaque del Norte arrasara con las plantaciones. Además, las inundaciones crearon una sensación de inestabilidad, por lo que, con la última crecida del río, tras el paso de la tormenta tropical Matthew, en septiembre de 2016, huyeron casi todos los dominicanos principalmente hacia Montecristi y Santiago Rodríguez.

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Infografía

El proceso de cultivo

Coral Castle se estableció en Batey Juliana hace tres años. Compraron las tierras, desmontaron y construyeron la infraestructura desde cero. Fabio Toribio, gerente de producción de esta empresa de exportación, recuerda que no quedaba ninguno de los pobladores originales cuando llegaron. ¿Las razones? Lo que nos han dicho todos hasta el momento: la falta de oportunidad de trabajo y desarrollo de sus localidades, así como el espanto de vivir cerca de un río. Sin embargo, Toribio asegura: “Si en ese momento de irse nosotros hubiéramos estado aquí, ninguno se marcha”.

La empresa genera una buena producción en las épocas de tiempos favorables, cuando la lluvia no les ha jugado una mala partida. Pertenecen al proyecto de La Cruz de Manzanillo, de Montecristi, y además de ésta, poseen otras fincas de cultivo de banano.

¿Cómo es el nivel de trabajo?

El proceso de exportación es semanal, a sabiendas que el cultivo tiene un pico alto de producción y otro que tiene una media. Pero, sea mucho o sea poco, siempre semanal.

¿Cuándo es el pico alto?

Nosotros ahora mismo no tenemos pico porque tuvimos recientemente inundaciones y perdimos el 90% de la producción. Pero en la época a partir de abril hasta agosto están los picos de producción. Las altas temperaturas ayudan mucho al grado de contenido del banano o sea que sube más. Cuando los días son más cortos y fríos baja un promedio de un 15% a un 20% la producción.

Cuenta cómo es el proceso desde el principio hasta que lo traen aquí, a la planta.

El banano se trae del campo por un sistema de cables halados con polea. Llega a una primera parte que es la recepción de fruto: allí lavan la fruta para, si viene con alguna plaga o cochinilla, evitar que llegue hasta la planta de proceso.

Un desmanador los quita del racimo y los echa en una tina con cloro y un bactericida. Los limpian y luego proceden a seleccionar el fruto bueno y desechar el malo. De ahí pasa a la tina de empaque. Lo sacan y caminan por unas bandejas.

De la bandeja pasa a un secador de mano y lleva un proceso de sellado. Una vez terminado se pesan, le toman las libras que llevan y la empacan.

La profundidad de la tina será cada vez menor. Llegará un momento que va a desaparecer y el banano será limpiado a presión con agua para evitar la tanta humedad con el banano, porque eso conlleva a que se pudran.

¿Hay una cantidad específica que deban entregar?

Para nuestro cliente tenemos que empacar 42 libras de fruta y tres que tiene la caja de empaque. Un total de 45 libras.

Le venden a una compañía que se llama Sweet peel, en Europa, mayormente a Alemania.

¿Qué tal andan los costos de inversión?

Bueno, esto tiene un costo de inversión alto. El beneficio que recibe un buen productor no llega a US$1.75 - US$2 por caja. Lo demás es un costo que se invierte en el campo. Si uno logra tener una buena producción de caja por tarea, no deja de ser un beneficio muy rentable en cuanto a cultivo.

Por ejemplo, a noviembre, antes de la crecida del río, teníamos una producción de 2,900-3,000 mil cajas. Ahora estamos haciendo 300 y pico. O sea, perdimos. Si en condiciones normales hubiéramos tenido la plantación perfecta, con todas las áreas sembradas, en estos momentos estaríamos dando cerca de 4,000 mil cajas de banano, porque los picos empiezan ya.

Cantidad de empleados

Entre 30 y 35 en temporada alta. Veintidós en las bajas. Esos son aparte de los cortadores y cargadores de banano hasta la planta. Un personal diferente trabaja por áreas.

Fabio Toribio afirma que esta es una de las mejores plantas procesadoras del país, en cuanto a tamaño, condiciones y estructura.

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