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Jean Claude, el vendedor de frutas, se levantó hoy con el pie izquierdo

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Jean Claude, el vendedor de frutas, se levantó hoy con el pie izquierdo
Jean Claude, vendedor ambulante a quien las autoridades incautaron mercancía. (DIARIO LIBRE/ NAZARET ESPINAL)

SANTO DOMINGO . Miércoles. Pasan por 10 minutos las nueve de la mañana. El bullicio del tránsito se confunde con los que caminan a pie, apurados por llegar a tiempo a sus lugares de trabajo. Un día normal, con el cielo parcialmente nublado a ratos, caluroso, agitado.

De pronto, una camioneta doble cabina blanca, en apariencia nueva, ¿Toyota Hilux?, lleva un hombre en el asiento de atrás que, con los cristales a medio bajar, grababa con un celular, justo cuando cruza en frente del puesto de frutas ubicado en la avenida Max Henríquez Ureña casi esquina Abraham Lincoln.

Detrás, un camión rotulado del Ayuntamiento del Distrito Nacional, hizo caso omiso al señalamiento de que estaba a punto de rozar los vehículos que estaban a la orilla y atropellar a esta periodista que escribe.

Se presentaron violentamente al lugar. No hubo explicaciones. Entre los 5 o 6 hombres que bajaron del camión, empezaron a tomar todo lo que había: una paletera, una neverita con refrescos y agua... el triciclo con las frutas.

Tan cegados en hacer su trabajo rápido, intentaron subir el triciclo con toda y la mercancía, y fue un desastre. Se vino abajo, al igual que el rostro de Jean Claude Georges, propietario, quien se movía de un lado a otro sin saber qué hacer.

Un abuso

Uno amigo replicaba enérgico que aquello era un abuso, una injusticia. Entonces, el hombre que grababa con su celular, se bajó del vehículo aparcado a unos 50 metros, y se presentó a la escena intimidante. Debía medir sino 6 pies, cerca. Llevaba lentes oscuros, un suéter negro que detrás decía “Defensoría”, y un arma de fuego sujetada de su hombría. Se paró frente a aquel hombre, mirándole a la cara, muy de cerca. Dijo algo que evidentemente hizo que este ciudadano bajara el tono de su reclamo.

El mismo hombre, el del arma, volvía a grabar por intervalos, mientras los demás terminaban de subir las piñas, mandarinas, lechosas, los guineos y por último, el triciclo, en la cama trasera del camión.

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Infografía
Documento que las autoridades entregaron a Jean Claude. (DIARIO LIBRE/ NAZARET ESPINAL)

Mientras, otro hombre con la palabra “Defensoría” grabada en su suéter negro, le entregaba a Jean Claude un documento, que es el que mostramos en la fotografía. Solo al final, notificaron la acción. Jean Claude, que se encuentra legal en el país (como también pueden constatar en la fotografía), dijo a este medio que nunca había recibido un aviso previo del desalojo del que había sido víctima.

Según el documento que recibió Georges, en fecha del 18 de abril de 2018, indica que fue “solamente notificado”. Al parecer “Domingo” (es el nombre que se lee en el documento) se equivocó de casilla, porque ellos se llevaron todo y, vale destacar, sin dar ningún plazo.

¿Es la violencia la forma de “sanear” la ciudad y los espacios públicos? ¿Son libres de irrumpir y apoderarse de cualquier mercancía ubicada en lo que para ellos es la vía pública sin previa autorización? ¿Por qué no pidieron los documentos a Jean Claude Georges para llenar el formulario y en su lugar solo pusieron “haitiano”?

Una persona confirma al medio, que el hombre que grababa, mostró unas imágenes a un policía/seguridad, en la que se evidenciaban larvas y cucarachas debajo de unos periódicos, que estaban cerca de las frutas. Que eso justificaba su acción.

Aquí surge otra pregunta: ¿Es la Dirección General de Defensoría y uso de Espacio Públicos la encargada de estos casos? Y si lo es, ¿Por qué en el documento afirman que la infracción es por ocupación de espacios públicos?

Antes de la publicación de esta nota, intentamos hacer contacto telefónico con esta dependencia para confirmar el procedimiento, pero no contestaron la llamada.

Nota: La que escribe responsablemente, es testigo. Por un momento la humanidad le ganó a la profesional y olvidé grabar aquel ultraje que se perpetraba ante mis ojos. Lloré. ¿Era la forma?

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