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A propósito del laboratorio de Punta Cana

Una estrategia prudente, que va por el camino de la recuperación de la soberanía zoofitosanitaria nacional, ha sido la creación del Laboratorio de Punta Cana. Es una noticia auspiciosa para nuestra inocuidad futura. El mismo ''busca convertir al país en el principal centro de trasbordo aéreo del Caribe, es una alianza estratégica entre los sectores público y privado" (DL15 /10/12).

Esta es una iniciativa acertada y juiciosa. La inocuidad del salami hubiese sido menos costosa si los consumidores hubiésemos sabido lo que comíamos durante tanto tiempo. De toda formas, el escándalo dirá de un antes y un después de la respuesta de los consumidores a los embutidores.

Ahora tendremos servicios dominicanos de preinspección de inocuidad. Vamos por el camino de recuperación de la soberanía zoofitosanitaria nacional, enajenada. Es una gran oportunidad para que se acelere la normativa efectiva, legislación de los niveles de inocuidad que el Estado asegurará a los consumidores en territorio dominicano en el futuro.

Tenemos noticias auspiciosas para nuestra inocuidad futura. Lo veo así, porque el proyecto se propone certificar la inocuidad que le brindan "70 destinos mundiales" a sus consumidores. A menos que seamos el 71 en el "ranking". Las estadística, que por lo de la participación oficial me imagino serán de acceso público, nos permitirán estar alertas a lo que sale o no de la producción nacional a la exportación externa e intrafronteriza medida por inocuidad, podremos estar alerta con lo que ruede por el mercado interno.

Es una gran oportunidad para que los productores, importadores y exportadores, sin normativa efectiva, hasta que se atrevan a la enmienda legislativa, divulguen con responsabilidad la calidad de los alimentos que les brindan a sus compradores fuera de los asentamientos turísticos. Este laboratorio dominicano pasa de la promesa al hecho en esto de cuidar y ampliar el mercado turístico cautivo para nuestra exportación agrícola. No se había hecho.

Felicidades socios. Pueden estar seguros que los consumidores apoyaremos sus esfuerzos sanos para con nosotros. Por primera vez un fitoproteccionista académico está al mando de la economía agropecuaria nacional. Desafortunadamente, también 2012, por la ruta la ventanilla «verde» de nuestra vergüenza externa, se aposenta una plaga infecta, internacional regional, impune.

Este asunto del negocio de las medidas sanitarias y fitosanitarias en el comercio mundial, que ha andado ya los plazos pactados, es una realidad, sobre la engorrosa premisa de que todo lo que sea protección al productor en desmedro del consumidor esta prescrito. Cada país exportador tiene el soberano derecho a brindarle los niveles de inocuidad que decida a sus consumidores. Pero tiene que cumplir con los de los exportadores si quiere estar en el comercio agrícola de exportación dependiente del Norte. Esto es comercio; no confraternidad.

La industria del manejo de plagas, sumamente rentable y de mucha seguridad para la inversión, cuando profesional, tiene gran variedad sectorial. El modelo Smith, 1972 para su análisis dice de manera muy sencilla sus oportunidades en el estado de desarrollo de cada economía.

Del modelo Smith resulta en gran manera la punta tecnológica de esta industria. En el Sistema de Manejo Integrado de Plagas (MIP), se busca tener control de la variedad sectorial con el manejo dirigido. Lógicamente solo una legislación con el espíritu de dirigir el manejo hacia la premisa comercial de la inocuidad para el consumidor y protección de las plantas. Solo cuando esto sucede la industria se establece al margen del mercantilismo.

Nuestro mayor rompecabezas en el comercio mundial de los agrícolas en cultivo, no es la productividad, que siempre puede mejorase y en la que siempre reina la competencia. Nuestro mayor dolor de muelas es la protección de la no inocuidad protegida, que resulta del mercantilismo de los plaguicidas, no normados por una legislación efectiva para el consumidor. En la legislación vigente, el sector químicamente tiene el control de la inocuidad, dado que el estado es pieza tradicional

El Laboratorio de Punta Cana es un excelente piloto para educar la industria, ha de esperarse que el próximo paso sea la enmienda de la legislación engavetada.

No tenemos una legislación que asegure, efectivamente, que la inocuidad que nos brinda el Estado sea la que brindaremos al mercado exterior del turismo cautivo, y la que obliga el mercado de nuestra economía agrícola de exportación dependiente. De todas formas este Laboratorio Comercial de Punta Cana, enunciado para el mercado de la exportación, deberá ser, sin lugar a dudas una estrategia comercial, mientras tanto el mercado del sector comercial importador de los químicos aplicados al campo le de paso a la enmienda legislativa.

Sr. Ministro, mientras piensa lo de la Legislación, permítame llamarle a su laboratorio «La Prudencia», para acudir a sus sobradas experiencias regionales internacionales y estar atento a lo de Soberanía en cuanto a la aplicación de las MSF.