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AM. - Ejemplos

Me encantó el acto inaugural de la 64a. Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa, con la presencia del Rey de España, don Juan Carlos I.

Por supuesto que hubo amplia seguridad y respeto, pero lo que me llamó la atención fue ver llegar al Rey, sentarse en su silla, que no era distinta de las demás, abrir la sesión, conceder la palabra, y luego levantarse de su asiento y pronunciar sus palabras de bienvenida, sin nadie que estuviera en un micrófono exclamando "el excelentísisimo, ilustrísimo y bla, bla".

Y al terminar el acto, se pasó a una recepción en la cual el Rey saludó a todo el mundo, conversó y llegada la hora, se marchó.

Todo con el protocolo mínimo, sin ditirambos ni avasallamientos.

El segundo caso que me llamó la atención ocurrió durante la ceremonia de clausura, cuando el presidente del Gobierno Español, Rodríguez Zapatero prometió que enviará a las Cortes un proyecto de ley de acceso a la información.

Muchos se sorprendieron: ¡que un país tan abierto como España no tenga una ley de acceso a la información! Y en ese instante comprendimos que la libertad no radica en texto legal alguno: la libertad es connatural con el ser humano, y es una conquista política, que se da sin ley que la soporte, como el estable gobierno inglés que no tiene constitución formal que lo sostenga.

El concepto de libertad tiene que estar arraigado en los políticos y en los ciudadanos para que esté vigente. La ley simplemente lo organiza.

atejada@diariolibre.com