A mitad de camino
Las cosas han cambiado para el Gobierno
Casi en el ecuador del periodo, el Gobierno empieza a ser visto con otros ojos. Lógico, buena parte de su equipo se ha puesto en modo precampaña del 2024 y ese estado de ánimo contagia las reacciones.
Se entendieron desde el principio las dificultades. Llegar al Gobierno con un equipo escaso de experiencia de Estado, exceso de compromisos de campaña (algunos incomprensibles) en un estado de emergencia mundial, tenía una gran dificultad añadida. La población le dio a su primer año un aprobado holgado.
Abinader acaparaba la imagen de todo el Gobierno y los excelentes resultados del plan de vacunación, del gabinete de salud y la generosidad en los planes sociales para paliar la pérdida de los empleos y el parón económico funcionaron muy bien.
Ese periodo ha vencido. Los funcionarios no pueden seguir achacando al gobierno anterior los problemas en sus departamentos. Menos aun si ya su vista está puesta en las próximas elecciones.
Los próximos meses no se presentan fáciles y la inflación se siente pesada. La incertidumbre por el escenario mundial y sus posibles efectos en la economía local crean un desasosiego que se dirigirá hacia el partido que los electores eligieron para, precisamente, arreglar lo que el anterior no pudo, no supo o no quiso.
No hay encuestas públicas, aunque dicen que las internas no son tan halagüeñas como antes. Abinader sigue siendo el mejor presidente posible hoy pero hay problemas viejos que no se han enfrentado, nuevos que son peligrosos y una carpeta de proyectos de reforma tan serios como el Código Penal o la ley de Seguridad Social que definirán el futuro y la vida de millones de dominicanos. Eso importa más que la cita del 2024.