Las áreas protegidas
Las áreas protegidas son el gran dolor de cabeza de este gobierno
El nombramiento de Miguel Ceara Hatton en el Ministerio de Medio Ambiente ha caído realmente bien. Cuentan que una de las primeras medidas que ha tomado ha sido ordenar una auditoría que permita entender los problemas y las malas prácticas que terminaron por desencadenar una tragedia.
Hay quien ve en su nombramiento la oportunidad de asumir que el respeto al medio ambiente y a su cuidado y conservación es también una medida económica importante. Ligar la variable económica a los temas conservacionistas o simplemente ambientales es la única manera de que determinados sectores entiendan que deben acatar las leyes. Por su propio beneficio (monetario, si es lo único que les importa) y por el del país.
Las áreas protegidas son la preocupación más urgente de una coalición de organizaciones que se reunió, convocadas por el propio ministro, durante una buena parte de la tarde de ayer en el Ministerio. Los problemas que señalaron son viejos y graves.
Desde la cancelación en este gobierno de buena parte de los responsables de cuidarlas y la imposibilidad de hacer bien el trabajo de los que quedan contratados por falta de los equipos más elemeatales. (Ir a las cumbres y organizar simposios está muy bien... pero en el terreno se necesitan más que buenas intenciones).
La contratación de personal no capacitado, la permisividad ante invasiones en las áreas protegidas, la extracción de materiales de los ríos que llevan a la destrucción de los cauces... Los problemas de siempre agravados por la continuidad en el tiempo de las malas prácticas.
La esperanza está puesta en que Ceara Hatton se rodee de técnicos y no de políticos, que se pruebe sordo a las presiones de los “sospechosos habituales”.
Y que se enamore del tema.