Optimistas y derrotados
2026 se asoma en el calendario y ya hay quien augura un año "trascendental" en lo político, en lo económico, en geopolítica, en materia climática...
"La vida es eso que le pasa a todo el mundo". Eso piensa Loquillo, uno de los viejos rockeros españoles, uno de los mejores. Empuja a asumir que no somos excepcionales, que lo que vivimos, sufrimos o gozamos nos hace humanos, tan similares a los demás como excepcionales en la individualidad.
Otro tanto pasa con los años. 2026 se asoma en el calendario y ya hay quien augura un año "trascendental" en lo político, en lo económico, en geopolítica, en materia climática... Y será tan convulso (o no) como los demás pero no es probable que el fin del mundo sea el año que viene.
Arranca 2026 con una herida abierta, la de Senasa. Pero con la confianza puesta en que se ha tomado el camino correcto, el de la Justicia. Se teme, como siempre, a que la economía sufra vaivenes. Pero se sabe que el país ha manejado bien los últimos embates y que los pronósticos son favorables. Se mira, como siempre también, con recelo el panorama internacional, pero se han navegado aguas más turbulentas y la política exterior ha sido racional y equilibrada. El mundo está fatal...y sí, pero peor ha estado otras veces. La Inteligencia Artificial va a acabar con el pensamiento crítico, se ofuscan los pesimistas. Quizá... pero tampoco es que ahora estemos sobrados de mentes brillantes. Este año va a empezar la campaña para 2028... Es probable, pero siempre se puede ignorar educadamente a los ansiosos.
Hay buenas razones para el optimismo, aunque sea tentador obcecarse en la crítica Ya se sabe que hablar mal de alguien une mucho aunque nadie lo reconozca. "Aborreced las bocas que predicen penas eternas", pide Rubén Darío en su Salutación del optimista. (Rockeros y poetas ayudan a entender la vida más de lo que estamos dispuestos a concederles.)

Inés Aizpún