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“Bocinas” e indignidad

La aparición de un grupo de personas que tienen el “honor” de promover, casi seguro que por dinero, al actual gobierno, pone de relieve, una vez más, la pérdida de valores en la sociedad dominicana.

Formar parte de un partido político, militar en una ideología de cualquier signo y expresar sus opiniones por cualquier medio, son características fundamentales del ser humano que se expresa en la arena pública. Son derechos protegidos constitucionalmente e inherentes al ser humano por la mera condición de ser ciudadanos de una comunidad política nacional.

El problema está cuando una persona entrega su dignidad por dinero y se convierte en vocero de causas solo por el beneficio material que le proporciona. Es una forma de prostitución, pero es también una forma de corrupción porque se está recibiendo una paga que no se corresponde con el puesto desempeñado. Una “bocina” recibe un salario sin rendir un servicio que aparezca en el catálogo de funciones del Estado dominicano. Su misión es promover una causa, recibiendo dinero de los contribuyentes, a pesar de que existen organismos del Gobierno que se dedican a ello.

El “bocina” es el equivalente público del “calié” secreto, que medra sin ideología, solo por el interés mercurial, y que veremos cambiar de chaqueta inmediatamente cambien las circunstancias.

El Partido de la Liberación Dominicana ha sido experto en la creación de estas “bocinas”, unos en la forma de periodistas pagados, de “interactivos” (aunque el monopolio no es del PLD), y de “agentes libres”. Su creación, manifiesta falta de institucionalidad y el fracaso en el intento de crear una sana opinión. Es una pena.

atejada@diariolibre.com

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