Buen discurso, ambiciosas metas
En la era de las fake news y los bulos por las redes, empezar un discurso presidencial avisando que lo que se va a oír son “hechos comprobables y comprobados”... es una buena estrategia. Desarma así parte de las críticas inevitables y predispone al oyente a tomar en serio lo que vendrá a continuación.
El discurso de Danilo esquivó conflictos y, bien sostenido, anunció medidas y proyectos que ni la oposición podría criticar. Un plan de gobierno que cualquiera respaldaría. La bajada de las comisiones a las AFP, el aumento del salario mínimo y pensiones al sector público, la eliminación del Anticipo y el Impuesto a los Activos son medidas no sólo sanas sino que responden a inquietudes sociales largamente reclamadas.
El impulso a la minería traerá protestas y el desarrollo turístico de Bahía de la Águilas, recelos. Pero el PLD tiene experiencia en ignorar al contrario y seguir. No estaría en el poder todavía si no fuera así.
El gran acierto del discurso ha sido compartir con todos el mérito de lo ya logrado para pedir el apoyo y el esfuerzo para trabajar lo que el presidente considera todavía pendiente. En el ánimo en que se había expresado en los últimos días, Medina invita al esfuerzo y al entusiasmo, a las metas compartidas, al objetivo común.
Es un buen mensaje. Inobjetable. Es verdad que el país ha cambiado y progresado. Tan cierto como que quedan muchos problemas por superar y que están minuciosamente identificados porque son inocultables.
No habló de Odebrecht, deuda, corrupción ni de reelección. Pero por el momento no se puede interpretar que “el que calla, otorga.”