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Cataluña o cuando todos pierden

Normalmente las elecciones las ganan unos y otros las pierden. Algunas las ganan todos, cuando el resultado beneficiará a la sociedad (incluso al sector que no ha votado al ganador) pero otras elecciones las pierden todos. Este es lo que ha ocurrido en Cataluña. Vuelta a la casilla de salida: una sociedad partida en dos por el separatismo.

Los electores constitucionalistas ganan en votos otra vez. Son más, aunque sean muy pocos más. Aumentan su porcentaje hasta el 52.1 %. Los separatistas pierden votos y porcentaje. Se quedan en el 47.5%. Ciudadanos hace historia al ser por primera vez un partido no nacionalista el más votado en Cataluña. Pero ganan en escaños con mayoría absoluta los partidos que organizaron un intento de golpe de Estado.

Pierden los que vencieron y consiguen el poder los que no ganaron, por las características de la Ley electoral. El sistema d’ Hont favorece un determinado reparto de escaños. Todos jugaron con las mismas reglas.

Pierde España mucho y pierde más Cataluña. Una sociedad partida en dos. Dos provincias de las cuatro que componen esta región española votan por el nacionalismo separatista. Barcelona y Tarragona, las más pobladas, votan por su españolidad.

Volverá a gobernar el nacionalismo supremacista. El que utiliza la educación para aleccionar en una versión de la historia (del pasado y del futuro) no solo falsa sino nociva. Y controlará la policía autónoma, convertida en un cuerpo político al servicio de una idea y no de una sociedad. ¿Por qué los catalanes votan nacionalismo todavía? Lo explica Fernando Savater: el nacionalismo no es una ideología, es una religión.

IAizpun@diariolibre.com