Chile y RD: una crisis y dos coyunturas

Un amigo que observa con detenimiento lo que está ocurriendo en la hermana República de Chile, me hacía la pregunta de que hasta dónde era posible que algo así pasara en nuestro país.

Le respondí que a pesar de todas las coyunturas son distintas por las diferencias de todo tipo entre un país y otro, entendía que aquí estábamos a un detonante (por ejemplo, un fraude electoral masivo en el 2020), para que ocurriera algo parecido, pero que existían otros elementos a tomar en cuenta para que los hechos no ocurrieran, si es que ocurren, con la gravedad que han tenido en el país sudamericano.

En Chile, al igual que aquí, existe una gran frustración con la injusta distribución de la riqueza, con el costo de la salud privada y la mala calidad de la pública; con las deficiencias en la educación primaria, secundaria y universitaria, por la exclusión social y con un plan de pensiones que solo da migajas a la hora que más se necesita.

Otro detalle interesante que compartimos es que ambos pueblos no han podido borrar de su subconsciente el fantasma de la dictadura. En el chileno, todavía la sombra de Pinochet amenaza, como la de Trujillo aquí. Por eso, en Chile se gritaba que no eran los 30 pesos del metro, sino los 30 años sin hacer nada en la democracia.

¿Qué nos diferencia? La realidad económica de la economía informal, del “chiripeo”, que condena a un gran número de dominicanos a producir a diario su sustento, la ausencia de una elite política que persista en la lucha y algo que ha trabajado de manera muy sutil el partido de gobierno: un sentimiento de desaliento, de que no vale la pena el esfuerzo... Por suerte, eso está cambiando.

Adriano Miguel Tejada