Días de fútbol

5.30 a.m. en el Parque Mirador. Dos señoras caminan a buen paso, secándose el sudor con sendas toallas. La mañana es fresca, todavía no ha amanecido y la charla que sostienen es animada. La más elocuente se queja del mal fútbol de la selección de Panamá frente a Inglaterra. “Les debían haber metido por lo menos tres más”. Seis goles le parecían pocos.

Que la afición al fútbol está creciendo en el país enormemente es innegable. Un Mundial es un fantástico momento para constatarlo, pero no es el único. Las ligas intercolegiales (las chicas son buenísimas) llenan el calendario durante el curso y los sábados, en los centros comerciales, grupos de niños intercambian postalitas.

A la vez, baja la asistencia en los estadios de béisbol aquí, en Estados Unidos, en Venezuela... No solo son menos los espectadores. También son mayores, con una media de edad que supera los cincuenta años. Pareciera que ya es un hecho que el fútbol conquista a las generaciones más jóvenes. Es un cambio lento pero sostenido.

La liga profesional dominicana de fútbol no termina de cuajar. Y tiene mérito, todo el mérito, pasar 90 minutos corriendo detrás de un balón con una temperatura tan alta y con un grado de humedad como el que se registra en estas latitudes... Nada comparado como lo que espera a las selecciones que tengan la fortuna de llegar al Mundial de Qatar dentro de cuatro años (probablemente la peor idea de la FIFA desde su fundación).

En un Mundial no hace falta ser argentino para sufrir y vale apoyar a cualquier equipo (además de España). Que dos señoras de mediana edad comenten un partido de fútbol criticando la posición en el campo de los jugadores... es la prueba de que el Mundial apasiona.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún