La edad de la inocencia

El problema no es que salga a la calle un condenado que ha cumplido íntegra su pena. Esas son las reglas que nos hemos dado como sociedad: se juzga, si se encuentra culpable se condena y el condenado asume su culpa y su castigo. Lo cumple, se reintegra a la sociedad.

El problema es que un culpable no sea juzgado. O que si llega a ser juzgado y es culpable no reciba la sanción que le corresponde. El problema es que cientos, miles, guarden prisión preventiva sin ni siquiera saber cuándo será su juicio. En prisiones inmundas en la que hay tanto delito dentro como fuera.

El problema no es que un preso que ha cumplido íntegra su pena recobre la libertad. El problema es que la justicia sea lenta. O que prevarique. O que obedezca a otro poder. O que el ministerio público fundamente mal sus casos. El problema es que haya tantos reincidentes sueltos.

El crimen del niño Llenas fue terrible. Hemos soportado crímenes tan terribles o más, pero este impactó de forma brutal a una parte de la sociedad dominicana. Nos dolió como si fuera nuestra propia familia. Cambiamos hábitos y horarios. Lloramos con la familia Llenas Aybar, por todos los afectados. Por los padres que perdieron a su hijo y por los padres que vieron a sus hijos convertidos en asesinos.

Una parte de la sociedad perdió la inocencia: “los malos eran de los nuestros”. Fue un crimen horrendo y sin sentido que cambió para siempre una sociedad que se sentía muy segura en su pequeña burbuja.

Ese crimen nos hizo perder la inocencia.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún