La nueva Restauración

La Restauración de la independencia dominicana es un hecho histórico que tiene que ser redimensionado fuera de los tintes ideológicos y en su contexto real.

Los dominicanos peleamos contra un ejército mejor armado y organizado y pudimos derrotarlo con la ayuda de las enfermedades tropicales y de una estrategia militar, la guerra de guerrillas, que redujo nuestras bajas y creó gran desasosiego entre las huestes españolas.

España se fue derrotada de Santo Domingo en 1865 y el ejemplo de los patriotas criollos fue imitado en Cuba y en Puerto Rico con sendos alzamientos que se consideran los antecedentes más preclaros de sus deseos de independencia.

Pero apenas tres años después del triunfo restaurador, Buenaventura Báez inicia los aprestos para anexarnos a los Estados Unidos. ¿Cómo se explica que un pueblo que lo entregó todo para ser independiente invite a otra potencia a que sea su nuevo amo cuando todavía no se había disipado el humo de los fusiles de agosto del 1863?

Lo explica el hecho de que la guerra de la Restauración fue una guerra librada por el pueblo llano y el sector liberal de nuestra sociedad, mientras que los segmentos conservadores seguían apegados al miedo de vivir sin ataduras y necesitaban un “tío” que garantizara sus intereses.

Afortunadamente, ese pueblo llano, harapiento, había adquirido consciencia del valor de vivir en libertad y encabezó revuelta tras revuelta hasta dejar atrás los intentos anexionistas.

Hoy recordamos esas gestas henchidos de patriotismo. Si ellos pudieron, ¡qué no podremos nosotros!

Adriano Miguel Tejada