La “pencología” está de moda

Se han puesto de moda las bromas y los “memes” con la palabra penco y la figura de un candidato presidencial.

En todas las campañas electorales aparece un personaje al que le cargan el dado. En el 1978, Antonio Guzmán era “el burro” y luego fue uno de los mejores presidentes de la era democrática.

El término lo puso de moda el presidente Medina al alabar las cualidades de su candidato y se ha encargado de darle categoría política Lidio Cadet. El propio candidato ha querido reducir el impacto de la campaña asumiendo el apodo pero con resultados no muy felices.

El problema es que la palabra tiene dos sentidos entre los dominicanos: el sentido de “caballo flaco, viejo y desgarbado, de poco valor y utilidad” y el de “persona a quien le falta vigor o es holgazán o inútil”, como dice el diccionario, y el de “cualquier cosa grande en el Suroeste” y en algunas zonas del Cibao.

La sátira lo ha tomado por el lado del diccionario y no por el sentido expresado por el sureño presidente.

Creo firmemente que la palabra “penco” tiene mucho futuro, porque este país está lleno de pencos.

Tenemos pencos eclesiásticos y de las religiones cristianas que son de antología, para no hablar de los demás pencos políticos, sobre todo en los partidos pequeños y en el sartal de anécdotas de políticos más entrados en años. Hay pencos que han llegado hasta a rectores universitarios, para no hablar de pencos sindicalistas, pencos profesionales y la enorme variedad que aporta la fauna de comentaristas, “influencers” y directores de medios.

Como vemos, la “pencología” no será una moda pasajera...

Adriano Miguel Tejada