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La princesa prometida

La muerte de William Goldman, guionista de Todos los hombres del presidente y Dos hombres y un destino, mueve a recordar otra de sus más celebradas obras: La princesa prometida.

Es una película “de culto”, que quiere decir que no funcionó muy bien en la taquilla, que la crítica la denostó pero que tiene una legión de absolutos admiradores. Es un cuento a la antigua, con princesa bellísima, campesino apuesto y valiente, villanos, piratas, peleas y espadachines que gusta más a los adultos que a los niños.

Es una película con muchísimo humor, inteligente e irónico y para no defraudar... acaba bien. La frase icónica “Hola. Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir” ?hace que sus seguidores se reconozcan en algún momento y sientan inmediata conexión. Curiosamente y para ser una frase tan complicada es aplicable en muchísimas situaciones (si el otro la conoce, claro...) Es una historia de esas que crean tradición: hay que verla una vez al año, se disfruta igual, se ríe igual.

Es curiosa la relación que se crea con algunas películas, libros, series... No tiene sentido explicarlo. No se trata de obras maestras, de hitos culturales, de éxitos o profundos pensamientos... Son obras que en algún momento o por algún motivo se hacen especiales y se mantienen intactas en la lista de favoritos.

Somos los libros que leemos, las películas que vemos (y las que rechazamos), la música que nos emociona, la que detestamos, los poemas que recordamos, los cuadros que entendemos...

La princesa prometida es eso.

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