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Reelección
Reelección

La reforma en tiempos de reelección

Ninguna reforma constitucional es posible bajo la sombra de la reelección, si no la incluye.

Se requeriría de un extraordinario clima de confianza entre los actores, lo que sabemos no existe, para convocar a una reforma que no beneficie al incumbente. Del mismo modo, las reformas que consiguen limitar a un detentador del poder solo son posibles en un clima de crispación ciudadana, de movilización e indignación social que todavía no existe en el país.

Motivos para reformar una Constitución siempre los habrá, porque las constituciones solo son un reflejo del “paralelogramo de fuerzas” existente en un momento determinado. Cambia el esquema y la Constitución ya no representa todos los anhelos y aspiraciones de la población mayoritaria.

Como desde Bolívar sabemos que “no hay buena fe en América...”, lo razonable en estos momentos es enfocarnos en aquellos arreglos que mejoren ciertos aspectos de la vida institucional del país que faciliten el tránsito hacia una reforma constitucional. La Ley de Partidos y Electoral, por ejemplo.

Los ejemplos sobran, pero para ello se requiere un nuevo liderazgo, un nuevo pensamiento, que anteponga los intereses de la nueva República Dominicana, a las ganancias a corto plazo de los líderes y los grupos.

Esas condiciones no existen en este momento.

Una reforma constitucional hoy equivale a reeditar el período de la Segunda República (1865-1916), en el que hubo una reforma cada tres años, simplemente para adecuar el texto sustantivo a las apetencias coyunturales del poder, y esa no es la receta institucional para curar el país de los dolores que lo aquejan.

atejada@diariolibre.com

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