Magaly Pineda
Magaly Pineda no deja indiferente a nadie. Es imposible ignorar ese vendaval de palabras, gestos, convicciones. Con ella no caben las medias tintas. Y en ella el tema de los derechos de la mujer trasciende cualquier campo de la vida.
La política, la libertad, la vida diaria, las relaciones sentimentales, la amistad, la economía, las tradiciones, el trabajo, la salud, la tecnología, el medio ambiente... El futuro. Ve todos los registros de la vida desde el sentimiento solidario del feminismo precoz y militante que ha marcado su trayectoria.
Los derechos de la mujer latinoamericana no serían los que son (o si quieren, no faltarían los que faltan) si no fuera por Magaly y ese grupo de mujeres tenaces que trabajaron desde los años sesenta por conseguir para sí mismas y para todas los derechos fundamentales, los derechos humanos, que todavía eran una quimera para la mitad de la población.
A Magaly le gusta la controversia, la discusión, porque siendo una mujer que se ha ocupado de la teoría, de formularla y enseñarla, ama la acción. Pensar, formular, teorizar... todo eso es necesario. Pero el trabajo de campo, el contacto con la gente ha sido esencialmente su fuerte.
Y para sus amigas... en conversaciones pequeñas y privadas, se revela una parte de su personalidad. Magaly,fallecida esta madrugada, es parte importante, crucial de la biografía de todas ellas. Esa faceta de generosidad más allá de lo esperable, que no cabe en los informes de CIPAF, es quizá su huella más valorada.
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Inés Aizpún