Mundo parcelado y libertad de prensa

Dos hechos de los últimos días retratan lo complejo que está resultando en este mundo de hoy el respeto a la libertad de expresión y de prensa y cómo un mundo parcelado en nichos puede ser tan o más peligroso para ese indispensable instrumento de vida democrática que los ataques tradicionales a la prensa.

El primer ejemplo es el intento del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de controlar a las empresas que sirven los medios más populares para las redes sociales como son Twitter y Facebook y la actitud de ellas mismas de controlar contenidos que puedan resultar “ofensivos” a cualquiera de las parcelas.

El otro, la suspensión de un funcionario editorial de un importante diario liberal porque publicó la opinión de un comentarista de derecha.

En el primer caso, la acción del presidente Trump fue repudiada por todo el mundo, pero el control de los contenidos apenas fue tocado.

La idea detrás del funcionamiento de una democracia viva es que exista “un mercado de ideas”, según la frase del juez Holmes. Una comunidad informada podrá distinguir el bien y el mal, pero debe tener la oportunidad de ejercer su juicio. Nadie debe juzgar por ella.

En el segundo caso, la gravedad de lo sucedido es el problema de la parcelación en “nichos” de opinión. Si el liberal no puede enterarse de lo que piensa el contrario, y viceversa, entonces estamos de una sociedad dividida que solo se mira su ombligo y jamás podrá debatir ilustradamente los temas trascendentes de su devenir y, por tanto, entenderse.

Además, si somos bastión de la libertad tenemos que resistir el chantaje de los fanáticos. O nos mantenemos firmes o la prensa libre habrá desaparecido para siempre.

Adriano Miguel Tejada