¿Podemos seguir así?

El dato es sumamente revelador: la República Dominicana depende de los impuestos en 97.1 por ciento para nutrir las cuentas públicas.

Esa dependencia casi total de los impuestos para cubrir todos los gastos de las instituciones públicas, es decir para pagar nómina, construir carreteras, prestar servicios públicos, etc., es lo que obliga a los funcionarios a presionar tanto por el aumento de la carga tributaria de los contribuyentes.

Otros países, con mayor riqueza en el subsuelo, logran aportar amplios fondos al presupuesto gracias a la explotación minera o petrolera. Aquí, por el contrario, nos oponemos a la explotación minera, en vez de regularla, y consumimos más petróleo del que debiéramos.

Pero también podemos hacer más por el lado del gasto reduciendo la nómina pública en vez de estarla aumentando cada día con nuevos organismos, o peor, con nuevas “nominillas” multiplicadas gracias a los acuerdos políticos.

Asimismo, se podría reducir la presencia del Estado en casi todas las actividades de la vida social y pública. El Estado financia actividades deportivas privadas que derrochan tanto como el gobierno y otorga exenciones de impuestos a empresas que debieran ser rentables o desaparecer, y hace tantos malos negocios que hasta tiene que pagar casi cada dos años el valor de una carretera construida por el sector privado.

La ausencia de una cultura exportadora, de una política de pleno empleo y de verdaderos planes de desarrollo nacional, harán que el financiamiento del Estado casi en su totalidad por medio de impuestos no pueda mantenerse en el futuro cercano. Esa es la buena noticia.

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Adriano Miguel Tejada