Por las Mipymes y la economía

Es una verdad de perogrullo que la economía solo avanza allí donde hay certidumbre y eso, precisamente, es lo que nos robado la pandemia del COVID-19.

Nadie puede decir cuánto durarán los efectos del virus en la población, junto al montón de hechos desconocidos sobre la pandemia que quitan todo el entusiasmo de arrancar de nuevo.

Ayer publicaba este diario que el director general de la Organización Mundial de la Salud afirmó que “quizás nunca haya una solución” para el coronavirus, mientras en nuestra sección Económica se señalaba que el 52 por ciento de las pequeñas y medianas empresas no sobrevivió a la pandemia.

Por eso las medidas de apoyo financiero para las pequeñas y medianas empresas no han sido efectivas: nadie coge prestado sin saber cuándo podrá reiniciar sus actividades o si va a sobrevivir a la hecatombe.

Al mismo tiempo, por su naturaleza, muchas Mipymes no pueden utilizar herramientas del trabajo en casa, o teletrabajo, tampoco tienen capital suficiente para sobrevivir pues muchas de ellas trabajan a “lo comido por lo servido” y carecen del “know how” para reinventarse y mercadear sus productos, todo eso en un ambiente sin compradores excepto de lo esencial.

Los organismos que trabajan con las Mipymes deben aprovechar esta coyuntura para fortalecer los programas de entrenamiento en estas empresas para que no todo sea perdido y que sus empresarios puedan surgir de la crisis con el propósito de lanzarse de nuevo al combate productivo. En ese momento sí hará falta la mano fuerte de las ayudas para restaurar la fe y la economía.

Adriano Miguel Tejada