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Partidos políticos
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Primarias conjuntas y voto preferencial

Dos de los puntos en conflicto en la Ley de Partidos son el de las primarias conjuntas y el del voto preferencial.

Las primarias siempre han sido un motivo de división en los partidos. Solo hay que analizar la historia reciente para comprobar la cantidad de partidos “nuevos” que han surgido de manos de los perdedores de elecciones internas y las triquiñuelas que se hacen en las elecciones para vengarse de lo que pasó internamente.

Muy pocos países hacen primarias conjuntas, que no dejan de ser una buena idea si detrás de ella hay un interés en resolver el tema del exceso de jugadores y el de la democracia interna en los partidos.

Es evidente que unas primarias conjuntas pondrían en evidencia a los partidos pequeños. También es evidente que unas primarias no van a resolver el problema de división de un partido grande por más Junta que las haga.

Una primaria conjunta se presta a que un partido influya en otro enviando a votar a los que no necesite para garantizar sus candidaturas. O sea, las primarias no son la cura para una enfermedad del sistema que es más profunda que acudir a votar por precandidatos.

Además, no son la única opción democrática que tendrían los partidos para escoger a sus candidatos.

El voto preferencial plantea otros problemas. El voto preferencial sin mecanismos de control del gasto permite que el dinero sucio imponga candidatos a lo interno de los partidos. Eso es un tema fundamental que hay que cubrir.

Por otra parte, está el problema logístico, de organización electoral, particularmente en el nivel municipal, donde no parece justificarse la lucha sin cuartel, aunque sabemos como son las cosas aquí.

atejada@diariolibre.com

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