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Sólo son niñas

“La República Dominica está entre los cinco países de América Latina con mayor número de embarazos en adolescentes, con una tasa de natalidad en jóvenes de entre 15 y 19 años del 20,5 % en 2015, el mismo nivel registrado en años anteriores.” Así comenzaba hace unos meses la nota de prensa de la agencia EFE que recogía el enésimo informe del enésimo seminario que trata de informar, para alarmar, sobre el tema.

Pero la sociedad no suele alarmarse mucho. Nos sobresalta y horrorizan sucesos como el crimen de la niña Emely, pero la realidad es que si no se da ese desgarrador final, la vida de las niñas embarazadas no nos conmueve lo suficiente.

La educación sexual (ideologías y creencias religiosas aparte, por favor) es insuficiente. Eso es obvio. Lo era hace 20 años... pero tampoco ahora parece estar bien pensada o difundida. El embarazo en adolescentes es mayor en el quintil de menores ingresos y de ahí a la feminización y por tanto a la infantilización de la pobreza no hay mucho.

Las tasas de fecundidad en el país han bajado y además la mujer ha retrasado su primer hijo, por lo que ya estamos dentro de la media de países igual o más desarrollados que República Dominicana. Pero la tasa de embarazos adolescentes no baja y que niñas de 15 años sean ya madres es un suicidio social. Para ellas... y para todos los demás también.

Comenzar tan temprano a tener relaciones sexuales. La poca o nula educación sexual. El entorno. La falta de un proyecto vital viable o al menos soñado. Por supuesto, los tan traídos y llevados “valores”. Cuando sean superados el horror y la tristeza por la salvaje muerte de Emely... pensemos en las niñas madres.

IAizpun@diariolibre.com

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