Tres temas inevitables

Quedan dos años de gestión para que finalice el periodo de gobierno de Danilo Medina. Con más luces que sombras, en honor a la verdad.

Comienza el periodo que definirá su legado. Por falta de memoria de los gobernados o porque las cosas tienden a precipitarse por la futura salida, el caso es que los dos años finales de un gobernante suelen complicarse y a menudo están contaminados por el cansino tema del cambio constitucional para permitir la reelección.

Hay temas que habrá de tocar, aunque se entiende que es una rendición de cuentas y eso limita el rango de la intervención presidencial.

Tres asuntos preocupan profundamente a la ciudadanía: la inmigración irregular haitiana, la deuda pública y el esfuerzo económico que requiere y por último Odebrecht y el riesgo de que en el proceso este escándalo se convierta en la Sun Land de esta administración.

Hemos aprendido a convivir con la no firma del pacto eléctrico y la no firma del pacto fiscal. A sobrellevar la lentitud de la transformación educativa y a que los buenísimos resultados económicos que se registran oficialmente no se traduzcan en los bolsillos. Y sobre la ley de partidos, por muy urgente y trascendental que sea para la democracia (que lo es)... también somos capaces de superar más postergaciones.

Pero la inmigración haitiana, la deuda y Odebrecht se perciben como temas cruciales para la vida diaria. Uno toca la paz social, otro la economía personal y el tercero la sinceridad de la lucha contra la impunidad y la calidad de la vida política, materias que no van a salir de la conversación por mucho tiempo.

Sin estos tres asuntos, el discurso no lucirá completo.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún