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Corrupción
Corrupción

Un sentido de propósito

¿Cuándo fue que los dominicanos perdimos el sentido de propósito que impulsó a esta nación a luchar por su libertad, a defender su soberanía, a luchar por una democracia que fuese lo más real posible y a creer que en este país había oportunidades para todos?

Quien pida, en el día de hoy, como hace este diario repetidamente, que haya decencia en el debate, en las conductas, que veamos el lado positivo de las cosas en vez de mirar siempre lo negativo, puede estar seguro de que va a ser calificado de iluso y en el peor de los casos, de estar vendido o de ser una bocina, que es lo mismo.

Y cuando se observa alrededor, lo que se aprecia es rudeza, estupidez y una descortesía rampante. Lo vemos desde los alumnos en la escuela hasta los conductores en sus yipetas en las calles, sin hablar de los políticos.

En este país todo el mundo es “jefe” y por tanto está autorizado a no obedecer la ley ni a la autoridad, a no pagar impuestos (porque se los roban), a buscar “lo suyo” de cualquier manera y a disfrutar de una impunidad que irrita.

Y hemos distorsionado tanto la realidad y creado tanta distancia entre uno y otro que el que cumple con la ley, el que respeta, el que hace fila, es el malo, mientras que el ladrón es el “don”, al que se le debe respeto y consideración.

En este país hemos convertido el libertinaje en un derecho y a la fuerza en la libertad de los más osados. No hay diferencia entre el narco y el que lo vigila, entre el juez y el acusado. Hasta ahí hemos llegado.

El mayor esfuerzo del dominicano de hoy debe ser encontrar un sentido de propósito.

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