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Iglesia
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Una sentencia

Hace una semana, una sentencia dictada en Chile por la Corte de Apelaciones de Santiago dictaminó que la Iglesia católica deberá pagar 100 millones de pesos chilenos (unos US$145,000) a cada uno de los tres hombres que denunciaron haber sido abusados sexualmente por el ex párroco Fernando Kalima, hoy de 88 años.

Es una condena histórica por cuanto hace garante a la Iglesia católica que, en este caso, ya ha anunciado que no recurrirá ya que reconoce “graves falencias” en la respuesta que dio al caso. Kalima había sido obligado a retirarse a una vida de penitencia y oración, con la prohibición de participar en actos litúrgicos públicos. Pero la justicia civil siguió su vía, de la que ha resultado en esta condena.

La Iglesia católica ha tardado demasiado en enfrentar los delitos sexuales cometidos por sus sacerdotes. Al dolor que siente su feligresía por los hechos, se unió la decepción que produce el encubrimiento del delito y el desprecio a las víctimas. Porque no basta con mandar a rezar a un monasterio al culpable. Es un delito atroz, ese abuso de poder sobre niños a los que se les educa en el respeto a la sotana.

Si la iglesia ha respondido tarde y mal, la vía penal y civil de la justicia ordinaria debe actuar. Un sacerdote no es menos culpable que otro hombre, sea un obrero, un médico o un profesor. La justicia ordinaria en Chile ha marcado un camino que no se había intentado antes en ese país, en el que los escándalos de esa índole indujeron a la renuncia de todos los obispos.

La Iglesia católica vive un momento difícil. En el clero, hombres y mujeres buenos, inteligentes y valientes ven cómo dentro de Ella también había, hay, un grupo que jamás debió entrar.

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Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Actualmente es la directora de Diario Libre. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.