Y ETA habló...

ETA ha publicado a los cuatro vientos lo que cualquiera con dos dedos frente y el corazón en su sitio sabía desde los años 70. Que ETA manda y ha mandado sobre la izquierda abertzale y que su gran victoria es que estos partidos han llegado al poder en diputaciones y ayuntamientos vascos y navarros.

Esa es la triste verdad. Y lo que más duele es que eso ha sido posible por el apoyo por omisión (cuando no por acción) del llamado nacionalismo moderado del PNV y de la izquierda despistada. Partidos como el PSOE en algunas legislaturas y ahora los desparramados de Podemos, que se han aliado con partidos separatistas cuando no podían llegar al poder de otra manera. Con Herri Batasuna, Sortu, Bildu... no debieron nunca haber hablado. Por fascistas.

Esa izquierda frívola y tontuna capaz de discursear en tono mayor pidiendo la revolución desde la comodidad de una sociedad europea aburguesada y rica.

Hoy ETA ha reconocido públicamente lo que se sabía. Que los 900 asesinados eran el ruido y que los ayuntamientos eran el objetivo. Que los miles y miles que salieron cansados de aquellas tierras o amenazados, hostigados tenían razón cuando alertaban, desde los años 70 de lo que estaba pasando.

Pero a veces las democracias no saben defenderse. En pos de la libertad de expresión, se aceptaron como normales acoso, insultos y amenazas y se revictimizó a las víctimas. Con el encubrimiento y el desprecio incluso de parte de la Iglesia vasca. Arnaldo Otegui, ese “hombre de paz”, como le llama el inefable Pablo Iglesias, es la cara más visible de un error histórico: haber permitido que los asesinos impongan su historia, dominen el relato.

Cataluña empieza su proceso de terrorismo de baja intensidad, acoso a los jueces, agresiones a quienes llevan la bandera de España... ¡Qué pronto se olvidan algunas cosas!

Inés Aizpún