Jueces de verdad

El fallecimiento del juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Anthony Scalia, nos lleva a reflexionar sobre los jueces y el sistema judicial del país.

Scalia era el principal juez de ideología conservadora de los Estados Unidos, pero por ello no sufría descalificaciones. Era un hombre firme en sus convicciones anti gay, pro vida y anti aborto. Todos lo sabían.

Nunca ocultó su ideología ni su posición política. En los países desarrollados no es motivo de escarnio formar parte de una ideología u otra. Lo importante es la forma en que usted defienda sus convicciones.

En nuestro país, los jueces temen dar a conocer su pensamiento, pues serían descalificados inmediatamente. Temen “salir del closet” ideológico para no ser víctimas del escarnio.

Esos jueces viven martirizados, pues serán juzgados por cualquier decisión que tomen. Es la dictadura de los que mueven los hilos de la opinión pública.

Scalia influyó en muchas decisiones controversiales, como lo hizo en la acera del frente el juez Brennan, pero nadie fue capaz de negarles su derecho a pensar de una manera o de la otra, pues la peor de las sociedades es la sociedad unánime, en la cual basta una sola opinión.

¿Se es mal juez por no apoyar el aborto, o se deja de ser juez cuando por presión se vota en contra de sus convicciones?

Necesitamos jueces con convicciones, y que tengan la capacidad de ejercerlas en la arena pública. Todos los jueces tienen criterio político. Que lo hagan público, y que todos aceptemos que tienen derecho a pensar de la manera que piensan.

atejada@diariolibre.com

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