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En el año que termina no todo fue Covid

“Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto”. Papa Francisco

Con la partida del 2021 comprobamos que lo que se nos advirtió en aquel marzo de 2020 no solo era cierto, sino que superaba el vaticinio. La cosa no solamente fue larga sino que aún sigue extendiéndose sin que conozcamos, a ciencia cierta (y el dicho nunca ha sido mejor aplicado), hasta dónde y hasta cuándo.

La covid-19 nos acogota el ánimo, aunque a veces nos distendemos a voluntad, como para que el drama no nos siga subsumiendo, acorralando, convirtiéndonos en minusválidos que se hacen los locos para poder seguir viviendo, en medio de tantas noticias desalentadoras, frente a tantos cambios que, casi sin darnos cuenta, nos han llevado a la “nueva” normalidad que se pregonó con tanto aspaviento y espíritu casi festivo. No. No hemos vuelto a ser los mismos, aunque millones alrededor del mundo –que no es solo cosa nuestra lo que sucede- sigan intentando ignorar lo que acontece,  lo que habrá de seguir aconteciendo, a pesar de las buenas nuevas de la Organización Mundial de la Salud y uno que otro profesor de la Johns Hopkins –también ahí los hay que van por la derecha o por la izquierda- que aseguran que el final de la pandemia llegará en el 2022 que ya está arribando.

Los estragos son tantos que los gobiernos los esconden, uno no sabe si para no crear pánico, por imprevisión, mala gerencia o porque conviene el silencio para no entorpecer el desarrollo de la economía mundial. En Nueva York muchos establecimientos de marcas cerraron desde hace meses y otros comenzaron a cerrar por los nuevos y abrumadores contagios. Los vuelos aéreos se reducen. Los cruceros parecen ser fuentes propicias para el virus. Las cifras de un supuesto turismo en crecimiento, incluyendo las nuestras, parecen ser más un discurso de deseo que una realidad positiva. Europa arde por los cuatro costados y el virus sigue sembrando desolación y temor, aunque tanta gente en las calles y en las plazas aparente mostrar una situación diferente. Los hay que siguen confundidos y alterados, los hay también que no creen aún ni en el virus ni en los barbijos ni mucho menos en vacunas. Todo es producto de un plan fatídico y de “amarillismo” periodístico. Hasta dónde va llegando este drama. Y hacia dónde nos conducirá la grave dicotomía de esta plaga, que todo acto humano divide sociedades, encabrita a sectores ultras y nos coloca a todos en medio de un ventarrón de dificultades que parecen invencibles.

Pero, el 2021 no ha sido solo Covid. Independientemente de tornados y fuegos arrasadores de miles de hectáreas boscosas que, como los huracanes tropicales, llegan cada año para arrastrar vidas, viviendas y esperanzas, otras tragedias tan o más virales, contagiosas y mortíferas que la covid-19, se distribuyen por el mundo sin que nos detengamos a conocer lo que significan las mismas para millones de seres humanos a quienes la pandemia es, tal vez, solo un resfriado mayor o una enfermedad superable. Son, las suyas, pandemias de odio. exclusión y guerra, que generan más desesperanza, terror, soledad, desamparo y muerte. Glasgow ha puesto en el foco, aunque un poco con cierta desarmonía, la virulenta realidad del cambio climático y los remedios medioambientales que va necesitando la humanidad con urgencia. Pero, en  La Palma de las islas Canarias, el volcán Madre Vieja, que no eructaba desde hacía cincuenta años, estuvo de septiembre hasta estos días finales de diciembre vomitando lava que provocó el desalojo de más de siete mil personas, daños en propiedades y miles de millones de euros en pérdidas.

Empero, el volcán canario ha sido fiesta de petardos en noches de San Juan, comparado con la larga guerra de diez años en Siria, que ha producido la muerte de cerca de 500 mil personas, millones de heridos, altas cifras de refugiados, una crisis económica difícil de superar y desplazamientos de familias que huyen sin saber su destino, perdidas todas las posibilidades de recuperar su país en llamas. En Yemen, la guerra lleva siete años sin ninguna negociación que consiga, como en Siria, poner fin a tan viejo conflicto. En verdad, se trata de una vieja pelea entre Irán y Arabia Saudí, donde los yemeníes sufren las consecuencias mayores y peores, aumentando los niveles de pobreza en un país ya pobre de por sí, desplazamientos masivos, inseguridad y sobre todo, como en Irak y Afganistán, que nunca han podido superar sus dolores y temores, dejando que crezca silvestre la desesperanza y el desaliento acumulado. Afganistán, por cierto, ha vuelto atrás su historia, y los talibanes han regresado para establecer sus esquemas fundamentalistas y obligar a una sociedad a observar sus normas intimidantes.

El Líbano, tan ligado a nuestras raíces –como Siria y Palestina- por la cantidad de hijos de esas tierras que se asentaron en nuestro territorio y terminaron creando una franja relevante en nuestra conformación racial, lleva largos años de crisis permanentes en el orden político, que ha sumido a esa nación en la pobreza y en la desesperanza.  En Birmania, una guerra civil larga e inacabable, ha consumido su población en la miseria, la inseguridad, la represión y la huida de grandes contingentes hacia otras latitudes donde la vida le sea más propicia.  Y en ese ir y venir del carajo, la migración se abre paso en nuestra América Latina, donde gobiernos autoritarios, fraudulentos y corruptos, han obligado al desplazamiento de millones de sus ciudadanos hacia otros países, que ha permitido a una reconocida cronista política afirmar en estos días que “Latinoamérica se ha convertido en un inmenso corredor lleno de migrantes cuyo común denominador es que huyen de la violencia”. La violencia política, la violencia del terror, la violencia del hambre, la violencia totalitaria. Alguien ha dicho, con severa precisión, que la migración es una herida en las venas abiertas de América Latina. Y así en Etiopía, en el Haití cercano, naciones ambas sin visos de viabilidad de proyecto de desarrollo alguno, donde las bandas armadas dirigen todo movimiento político y económico, mientras sus gobiernos –cómplices o incapaces- se pliegan irremediablemente al designio de sus malandros.

Prisioneros políticos, prisioneros de guerra, masas hambrientas, jóvenes sin posibilidad alguna ni siquiera de vivir sus vidas adolescentes, de cumplir sus sueños de progreso; refugiados contenidos en carpas y espacios de obligado suplicio; emigrantes que se desplazan continuamente, como los sureños dominicanos que fueron a finalizar sus vidas en Chiapas o como los de otros tantos pueblos que prefieren perecer en el mar ante la embestida de sus falsos líderes que los humillan, los hunden en el desconsuelo, le fastidian el futuro desde un presente de ignominias. Y mientras tanto, la humanidad –esa de la que formamos parte- mira hacia otro lado, ignora estas penurias, no las cree cercanas, aunque algunas sí las sean, y prefiere callar, dejar que las cosas sucedan, pasar por alto, olvidar. Y mientras tanto, repito, Corea del Norte, siempre en estado críptico, sigue siendo funesta a sus anchas,  Estados Unidos parece perder fuelle, China aplana y ara la tierra para sembrar y cosechar en territorios fuera de sus fronteras, Putin –oh, el nuevo zar- alimenta el sueño de regresar al pasado y volver a la Gran Rusia. Y América Latina, disoluta, ambigua, busca en los ultras ¿solución? a sus dilemas, como si acaso estuviésemos conociendo nuevos capítulos de una patología política centrada en la humorada, el desliz funcional de una conciencia nacional o el hundimiento definitivo de la racionalidad. Cuán difícil resulta desear a todos un Feliz Año Nuevo.

Libros
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    Jorge M. Bergoglio, sj.<br>
Editorial Claretiana, 2013<br>
140 págs. <br>

Claridad de palabra. Coherencia de vida. Memoria y camino de esperanza. Conocer sus homilías antes de llegar al papado es una buena forma de crear motivos para no perder la cabeza.
    PONERSE LA PATRIA AL HOMBRO

    Jorge M. Bergoglio, sj. Editorial Claretiana, 2013 140 págs. Claridad de palabra. Coherencia de vida. Memoria y camino de esperanza. Conocer sus homilías antes de llegar al papado es una buena forma de crear motivos para no perder la cabeza.

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    Papa Francisco.<br>
Ediciones MSC, s.f. .<br>
191 págs. .<br>

La carta encíclica dedicada al cuidado de la casa común. Una advertencia sobre “nuestra oprimida y devastadora tierra que gime y sufre dolores de parto”.
    LAUDATIO SI’

    Papa Francisco. Ediciones MSC, s.f. . 191 págs. . La carta encíclica dedicada al cuidado de la casa común. Una advertencia sobre “nuestra oprimida y devastadora tierra que gime y sufre dolores de parto”.

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    Dave Rubin.<br>
Planeta, 2021.<br>
233 págs. .<br>

Es hora de salir del armario político. Hay que rebelarse contra el pensamiento único para que nos reencontremos como individuos. Rubin ofrece 10 consejos para pensar por sí mismo en esta era de la sinrazón.
    NO QUEMES ESTE LIBRO

    Dave Rubin. Planeta, 2021. 233 págs. . Es hora de salir del armario político. Hay que rebelarse contra el pensamiento único para que nos reencontremos como individuos. Rubin ofrece 10 consejos para pensar por sí mismo en esta era de la sinrazón.

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    Jon Lee Anderson<br>
Anagrama, 2021<br>
286 págs. <br>

El desfile de personajes y paisajes de España y Latinoamérica, semblanza crítica y periodismo en directo. El pateo del terreno para no hablar de oídas y el cotejo de todas las fuentes sin casarse con ninguna
    EL DICTADOR, LOS DEMONIOS Y OTRAS CRÓNICAS

    Jon Lee Anderson Anagrama, 2021 286 págs. El desfile de personajes y paisajes de España y Latinoamérica, semblanza crítica y periodismo en directo. El pateo del terreno para no hablar de oídas y el cotejo de todas las fuentes sin casarse con ninguna

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    Barbara Demick<br>
Península, 2021<br>
429 págs. <br>

Considerado el mejor libro escrito sobre Corea del Norte y ganador del premio Samuel Johnson. La historia “no oficial” de una sociedad tan misteriosa como siniestra.
    QUERIDO LÍDER

    Barbara Demick Península, 2021 429 págs. Considerado el mejor libro escrito sobre Corea del Norte y ganador del premio Samuel Johnson. La historia “no oficial” de una sociedad tan misteriosa como siniestra.

TEMAS -

José Rafael Lantigua, escritor, con más de veinte libros publicados. Fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. De 2004 a 2012 fue ministro de Cultura.