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Promesas de reformas

Varios hitos marcaron la segunda ronda electoral chilena el pasado 19 de diciembre, de la que Gabriel Boric emergió con un sólido mandato

El candidato más votado. El presidente electo más joven. Los comicios más concurridos. Primera vez que el puntero en la primera vuelta no gana en la segunda. Varios hitos marcaron la segunda ronda electoral chilena el pasado 19 de diciembre, de la que el candidato izquierdista Gabriel Boric emergió con un sólido mandato popular para poner en marcha sus promesas de campaña, siendo una de ellas que si Chile fue la cuna del neoliberalismo latinoamericano, será también su tumba. La solidez de ese mandato, no obstante, contrasta con la dispersión de los votos en la primera vuelta, y la consecuente multiplicidad de fuerzas políticas representadas en el poder legislativo. No será fácil para Boric, en consecuencia, aplicar su plan de transformaciones estructurales sin un arduo proceso de conciliaciones y modificaciones.

Sus promesas de campaña fueron ambiciosas. Jornada laboral de 40 horas. Grandes gastos sociales en educación, salud y otros servicios. Mayores impuestos a los segmentos privilegiados. Inversiones en actividades “verdes”, ecológicamente sostenibles. Reorganización del sistema de pensiones, otrora orgullo nacional y modelo para los de otras naciones, incluyendo la República Dominicana. Supeditación de proyectos mineros a las prioridades de las comunidades donde están ubicados. Ésas y otras medidas se inscriben dentro de un cuadro caracterizado por la desigualdad, en el que cifras de las Naciones Unidas revelan que apenas un 1% de la población controla el 25% de la riqueza total del país, situación que provocó amplias protestas acompañadas por graves episodios de violencia.

Aparte de tener que lidiar con un poder legislativo dividido, una seria dificultad para Boric es que los programas sociales suelen requerir dinero, en ocasiones mucho dinero. Se puede plantear que esos fondos saldrán de los impuestos a los ricos, pero eso es más fácil decirlo que hacerlo sin afectar la inversión, la estabilidad cambiaria y el crecimiento económico.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.