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Escribir otra isla

Cada cual busca escribir la isla que prefiere

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Escribir otra isla
Paisaje de República Dominicana. (MARVIN DEL CID)

Escribir la isla que habitamos es como ver aproximarse hacia nosotros un tren en marcha que casi arriba al abismo justo donde nos encontramos detenidos a la espera de que nos arrolle. La imagen es arbitraria y, tal vez, desproporcionada. Pero, en gran medida, es justamente eso: somos ciudadanos de un pedazo de mar, tempestuoso, olas que vibran al sol del desafío, sol que alumbra tardes y mañanas, viento que sacude los instintos. La isla, que me niego a creer que es solo media isla, que es isla entera para los dos espacios habitados que la forman, tierra y mar ungidos de cercanía, escribe a diario sus propios desgarros, abre sus umbrales de sal y espuma, festeja su devocionario histórico y camina sobre sus sueños y pesadillas con altivez y casi sin inmutarse. Espera al tren. Siempre espera al tren en marcha que se dirige hacia el abismo en cuyo borde nos encuentra de frente, aunque logre frenar y cambiar de rumbo, para volver a repetir cada vez, una y otra vez, la acometida fallida de su transcurrir desafiante.

Cada cual busca escribir la isla que prefiere. La que mejor marca sus desvelos, su norte y sur, sus falencias, sus atajos. La isla es la que cada uno se plantea o se imagina. Y por eso, a lo mejor, son tan llanas y generosas sus osadías; son tan fieras e indomables sus propuestas vitales; son tan variables y estridentes sus premuras. La isla es historia y es realidad y es fantasía. Y es, sobre todo, letra que se escribe sobre sus carencias y encima –o debajo- de sus lealtades. Cada uno es isla y su isla. Más de un poeta lo ha querido decir de algún modo, desde sus destellos de imaginación y certeza.

La isla histórica y la isla literaria corren igual suerte y ambulan por los mismos desvaríos. Siempre el tren parece que se aproxima para llevárselas de encuentro. Pero, nunca sucede. Nunca termina de suceder. La isla puede parecer impenetrable y difusa, desde su historia; ambivalente y descuidada desde su letra. La verdad de una es la mentira de la otra. O viceversa. Una y divisible, la isla canta sus encantos desde sus diatribas, desde su sordidez, desde su roñería, desde sus aprensiones. Su letra se destina pues a revelar sus laberintos, y desde la cuesta empinada de sus escrúpulos, se erige con sus ruinas, con la metamorfosis de su plasma. Es su andadura y es su devenir. La isla, esa parte de ella desde donde nos contamos, y desde donde relatamos nuestras cuitas, nuestros desapegos y nuestros deslumbramientos, crea su vitalidad y su deseo. Es su enigma y es su gracia. El sensualismo de su paisaje, el vivero de sus conquistas, la divisa ensoñadora de su gente. Y, dentro de todo, tantas veces más allá de todo, junto a todo, la literatura echa raíces, arroja luces hacia el abismo, manosea la soberanía de su palabra. Unos por allí, otros por acá. Es su signo y es su sinalefa. Una música sincopada de sus silencios, de sus ostracismos y de sus huellas. Todo reunido.

Cuando junto a Néstor E. Rodríguez y Eva Guerrero -guerreros con armadura de cíclopes, ojo grande que atisba desencuentros- logramos establecer en la Universidad de Salamanca, a inicios de 2012, la Cátedra Pedro Henríquez Ureña de Estudios Literarios Dominicanos, nos asaltó el temor de que el proyecto no se ejecutara como se había pensado. Durante los años siguientes, para mi sorpresa y regocijo, se sentó cátedra desde el podio por donde sembraron raíces encendidas Unamuno y Fray Luis de León. La idea sigue viva. Y activa. Con este volumen se inicia ahora su proyecto editorial. Y un repaso a su contenido nos oferta la expresión y los alcances de la vida literaria dominicana, desde ángulos novedosos, no tanto porque nacen sino porque renacen.

Se trata de una forma de escribir la isla desde otras visiones y paradigmas. Y de exponer las venturas de un nuevo ejercicio crítico. Las letras dominicanas reescritas y releídas bajo un canon diferente. En lo personal, no rehúyo ni lastimo la llamada crítica establecida. Pero, el aporte que realiza este volumen marca pautas para una relectura de la literatura dominicana en el inicio del tercer decenio de la presente centuria. En un tiempo pandémico, las letras dominicanas se reinventan. Es tiempo de reinventarse, de intentar nuevas formas, de crear nuevos atributos para la sobrevivencia.  De conocer y aceptar la nueva realidad que se nos plantea en todos los campos, incluyendo el de las letras. De abrir nuevos senderos para que esa literatura –una literatura creada sobre los andamios de una  edificación que se bambolea entre la virtud y el olvido, como si acaso un movimiento telúrico, de los que por estas tierras acontecen, las mantuviese siempre oscilando sobre el aire y sobre los tejidos del polvo y del viento- sirva al propósito de una nueva lectura amigable.

Voces nuevas que serán necesarias conocer, voces conocidas que será urgente reconocer. Unas y otras escriben la isla, otra isla, la misma que conocemos y amamos, solo que desde nuevas perspectivas. Era hora. Y es tiempo, el justo, para que suceda. El temario nos parecerá conocido. Lo es. Bosch, Camila, Cestero, Marcio, Abigaíl Mejía, Pedro Mir, Aída, Juan Sánchez Lamouth, Norberto James, José Mármol, Ángela Hernández,  Josefina Báez, y, desde luego, los que representan el hoy y el horizonte: Rita Indiana y Rey Andújar. Las firmas anuncian repercusiones, vientos de huracán, temblores de gesta. Gestación de nuevos rumbos. En la carrera de relevos que cualquier literatura marca, los corredores de fondo que avistan la meta, prestos a alcanzarla. Y también, pienso, a batir récords. Hay un muro que se levanta para cubrir el abismo. Y nuevos rieles para que la literatura dominicana oriente su camino sin contraerse y sin llevarse a nadie de encuentro. Escribir otra Isla es escribir la isla sin sonrojos, sin atropellamientos, sin omisiones, sin heridas. Una isla escrita desde el rescate, desde la tradición reintegrada, desde la relectura y desde la exploración.

El tren está en marcha.

***

En este importante libro, que se pondrá a circular en Santo Domingo a fines de abril próximo, participan como expositores: Sandra Alvarado Bordas, doctorada en letras por la Vanderbilt University y coordinadora de Lengua Española y Literatura en ISFODOSU / Alain B. Atouba Edjeba, doctorado en la Universidad de Salamanca y profesor en Cambridge Institute de Madrid/ Fernanda Bustamante Escalona, doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y profesora en la Universidad de Alcalá / Rita de Maeseneer, catedrática de literatura latinoamericana en la Universidad de Amberes/ Eva Guerrero, profesora titular de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca/ Violeta Lorenzo Feliciano, doctora en literatura latinoamericana de la Universidad de Toronto y profesora en la Universidad de Arkansas/ Sharina Mailla-Pozo, profesora de estudios latinos y español en la Universidad de Georgia/ Danilo Manera, catedrático de literatura española en la Universidad de Milán/ Olga Nedvyga, profesora de Literatura en la Universidad de Montreal/ María del Rocío Oviedo y Pérez de Tudela, catedrática de la Universidad Complutense/ Catherine Pélage, profesora de literatura e historia de América Latina en la Universidad de Orléans/ Catherine Sawyer, estudiante doctoral de la Universidad de Toronto/ Marie Schoups, graduada en letras hispánicas y anglófonas en la Universidad de Amberes/ Eva Valcárcel, profesora titular de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de A Coruña/ Ramón Antonio Victoriano Martínez, profesor de la Universidad de British Columbia. Los escritores dominicanos participantes son, además de Alvarado y Victoriano, Jochy Herrera, Guillermo Piña-Contreras, Néstor E. Rodríguez y Fari Rosario. El prólogo ha sido escrito por José Rafael Lantigua.

Libros
  • Expandir imagen
    La República Dominicana en su literatura
Fernanda Bustamante/ Eva Guerrero/
Néstor E. Rodríguez (editores)
Almenares, Holanda, 2021
341 págs.
Una nueva crítica sobre literatura dominicana ha nacido.
    ESCRIBIR OTRA ISLA

    La República Dominicana en su literatura Fernanda Bustamante/ Eva Guerrero/ Néstor E. Rodríguez (editores) Almenares, Holanda, 2021 341 págs. Una nueva crítica sobre literatura dominicana ha nacido.

  • Expandir imagen
    Olga Marta Pérez et al.
Ediciones Unión, Cuba /
Ediciones Ferilibro, 2002
202 págs.
Antología de narradoras cubanas, dominicanas y puertorriqueñas.
    MUJERES COMO ISLAS

    Olga Marta Pérez et al. Ediciones Unión, Cuba / Ediciones Ferilibro, 2002 202 págs. Antología de narradoras cubanas, dominicanas y puertorriqueñas.

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    Francisco López Sacha/
José Rafael Lantigua
Ediciones Unión /
Ediciones Ferilibro, 1999
402 págs.
Antología del cuento cubano y dominicano con estudios preliminares de los autores.
    ISLAS EN EL SOL

    Francisco López Sacha/ José Rafael Lantigua Ediciones Unión / Ediciones Ferilibro, 1999 402 págs. Antología del cuento cubano y dominicano con estudios preliminares de los autores.

  • Expandir imagen
    José Rafael Lantigua 
Huerga & Fierro, Madrid, 2019
189 págs.
Muestrario del cuento dominicano con la reunión de 15 autores y sus relatos.
    TEMBLOR DE ISLA

    José Rafael Lantigua Huerga & Fierro, Madrid, 2019 189 págs. Muestrario del cuento dominicano con la reunión de 15 autores y sus relatos.

  • Expandir imagen
    A cura di Danilo Manera
Besa Editrice, Italia
183 págs.
Antología de 8 poetas dominicanos traducidos al italiano.
    L’INVENZIONE DEL VOLO | CENTO POESIE DA SANTO DOMINGO

    A cura di Danilo Manera Besa Editrice, Italia 183 págs. Antología de 8 poetas dominicanos traducidos al italiano.

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José Rafael Lantigua, escritor, con más de veinte libros publicados. Fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. De 2004 a 2012 fue ministro de Cultura.