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Bullumba en el Cine

Bullumba figura en Mujeres de Teatro, un largometraje de 1951

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Bullumba en el Cine

En México, Cuba, Venezuela, Puerto Rico y Nueva York descolló con gracia excepcional en géneros populares como el bolero, la guaracha y el mambo con un centenar de canciones. Versátil acompañante de cantantes aficionados en La Voz Dominicana, lo fue en recorridos de la popularísima mexicana María Victoria y en veladas privadas aupadas por la consorte del general Lázaro Cárdenas. Con gira por Sudamérica junto a los Lecuona Cuban Boys. Entertainer erudito en el Tony's Club de Caracas frecuentado por el presidente Pérez Jiménez, en La Concha de San Juan de Puerto Rico y el Café San Martin de Manhattan. Treinta piezas para piano y doce para guitarra, presentadas en prestigiosas salas de concierto de Estados Unidos y el país, definen su obra culta, fraguada en el remanso conventual de San Antonio Abad, en Humacao, en cuyo colegio impartió docencia musical por más de una década.

Su presencia en la historia del bolero y su proyección internacional en los escenarios de este género, en la industria del disco y el cine mexicano, estamparon un sello de calidad a esta pasión romántica caribeña y universal. El nexo con los grandes de la música popular de su época -Toña la Negra, Fernando Fernández, Pedro Vargas, Juan Arvizu, Eva Garza, Lupita Palomera, Luis Arcaraz, Celia Cruz, Julio Gutiérrez, Noro Morales, Ninón Sevilla, Carmen Delia Dipiní, Alci Sánchez y Billo Frómeta-, le franquearon puertas a su talento. Por ello, su obra figura en las bandas sonoras del cine mexicano, justo en los años dorados de los estudios aztecas, los mayores en nuestro hemisferio luego de los de Hollywood. En producciones rebosantes de musicalidad que convirtieron a México en la meca del arte y la cultura popular de América Latina.

Cine de rumberas o cine de cabaret se les llamó a esos filmes en los cuales desplegaban sus encantos voluptuosas vedettes cubanas como la hermosa rubia María Antonieta Pons (Siboney, La Reina del Mambo, La mujer del puerto), casada con el director Juan Orol y luego con el director y actor Ramón Pereda. La más chamaca e inquieta Ninón Sevilla y la espléndida Rosa Carmina. La multifacética Rosita Fornés. La azteca Meche Barba (Amor de la Calle) y la sin par Tongolele (nacida en Spokane como Yolanda Montes Farrington), la del famoso mechón que alocaba a los más púdicos y esas soberbias caderas que incitaban a "montar en potra de nácar/ sin brindas y sin estribos" como esbozara Lorca en “La Casada Infiel”. Los títulos lo decían todo: Aventurera, con canciones de Agustín Lara, Alberto Domínguez, y arreglos de Pérez Prado. Cabaret de Shanghái, Amor vendido, Si fuera una cualquiera, Callejera, Sandra, la Mujer de Fuego.

Cine musical con bandas a cargo de Manuel Esperón (El Gran Casino de Luis Buñuel con presencia de Jorge Negrete), Sergio Guerrero o Ernesto Cortázar, con la participación de vocalistas como Fernando Fernández -un galán con garbo y destreza actoral demostrada en 67 filmes-, Toña la Negra, María Victoria, Pedro Infante, Aceves Mejía, Los Panchos. La aparición del flaco Lara, un cabaretero certificado con navajazo en el rostro, del rey del mambo Dámaso Pérez Prado y otras estrellas de un celuloide más cercano a nuestro universo sociocultural.

Por eso, junto a la cinematografía de Hollywood con sus películas del Oeste, gánsteres de Chicago, la II Guerra Mundial, comedias y romances con algunos musicales, el cine azteca rivalizaba en atracción taquillera en las salas locales. Lo otro era cine español, algo de argentino, una que otra cinta inglesa, francesita (BB, no el BlackBerry, sino la Brigitte Bardot desnudándose en blanco y negro en Y Dios creó a la mujer, de Roger Vadim) e italiana de humor aldeano. La Semana Aniversario y la programación de TV de La Voz Dominicana nos sembraron el alma de tamales calientes.

Bullumba -el compositor y pianista que descubrió el camino hacia Jesús- llegó a mi vida cuando yo era un infante. Apenas 4 años, cuando murió mi ídolo, un tierno hermanito a quien llamaba Chiquín con sólo 8 cumplidos, al que seguía por todos los rincones de mi casa y a todas partes en el barrio San Carlos. Su canción favorita era Carita de Ángel, entonces de moda. Por eso, cuando Fernando Fernández declaraba convincente "Vidita/ Carita de ángel/ amor de mi vida/ te llevo en el alma", en el hondón de la mía se espejaba Chiquín, con su bello rostro de luna bizca. Y se abría esa posibilidad idealizada del retorno: "Vidita/ a veces de noche/ junto a las estrellas/ yo miro tu imagen/ Vidita/ y sufro por ti". Que luego troqué en pregunta ingenua a los mayores: "Si Papa Dios es tan bueno, ¿por qué se llevó a Chiquín?"

Carita de Ángel, junto a Mi dulce querer, fue una de varias de Landestoy registradas en el cine azteca en la voz de seda de Fernández, quien consagró también Concierto de amor de Nicolás Yabra.

Bullumba figura en Mujeres de Teatro, un largometraje de 1951 que contó con composiciones del autor, director orquestal y vocalista mexicano Luis Arcaraz (As de Corazones, Rímel, Muy tarde), de los cubanos Juan Bruno Tarraza (Qué bonito siento), Bobby Collazo, Carbó Menéndez y Orlando de la Rosa (Esto es Felicidad), con el exitazo La Zarzamora ("Qué tendrá la zarzamora/ que a todas horas/ llora que llora") del tándem Quintero-León-Quiroga y el hit rítmico Qué te parece Cholito de Ulpiano Herrera. Aparece el aporte de nuestro compositor en la banda sonora con Mambo Alegre, junto a otras piezas como El Trompito de María de los Hermanos Reyes, El Telefonito de Silvestre Méndez, A Bailar con Perico de Rafael Zuarzo, y Divina Ilusión (música de Chopin, Estudio Op. 10, No. 3) con letra de los Tres Diamantes.

En Mi Campeón, una comedia de 1952 con la actuación de Fernando Fernández, Niní Marshall, Joaquín Pardavé, Rosita Arenas, Libertad Lamarque, Agustín Lara y Tin Tan, el primero interpreta con su encantadora voz Mi dulce querer. Otros temas que franquean el de Bullumba Landestoy -codeado perfectamente con ellos-, son Pecadora y Será por eso de Agustín Lara, Miénteme de Chamaco Domínguez y Ven a mí de Francisco Bello Cairo.

En Estrella sin luz (1953), el dominicano contribuye con dos composiciones de su autoría: Morena y Tra-la-la-la. Conviene consignar que en este filme temas de gran calado completaron la banda sonora. Es el caso de Amada Mía, trabajo conjunto de Mario Ruíz Armengol y Fernando Fernández. Cosas del Alma de Pepe Delgado y En Nosotros de Tania Castellanos. Dudas de mí, una pieza de Luis Barragán y A. Pinto. Tico Tico, hit emblemático del brasileiro Zequinha De Abreu. Aparecen por igual Charleston, del pianista Juan Bruno Tarraza, Más daño me hizo tu amor de Juan Arrondo, y Cita en La Habana, pieza escrita por Ernesto Cortázar y Sergio Guerrero. Actuada la película por Fernando Fernández, Rosa Carmina y Gina Cabrera.

Ese mismo año (1953), una comedia de enredos conocida como Tin Tan en La Habana, con coreografía y números musicales filmados en esa hermosa e imponente ciudad antillana, reiteró la preferencia por el compositor dominicano en la sonorización del cine de México. Yo tengo penita contigo -acreditada a Rafael "Bullamba" Landeta- comparte honores con La Comparsa del maestro Ernesto Lecuona, Piel Canela del cantautor elegante de fuertes amarres de amistad en nuestro país Bobby Capó. Asimismo, El Jinete de José Alfredo Jiménez, Un año más sin ti de Manuel Álvarez "Maciste", Mi ritmo de Facundo Rivero. Todas piezas que alcanzaron audiencia preferente en los públicos latinoamericanos.

Igualmente, Silvestre Vargas y Rubén Fuentes contribuyeron en esta película taquillera con El Cuaco Charro, Tomás Méndez con Que me toquen las golondrinas. De Obdulio Morales figura Yo soy Juanita Bacallao, tema interpretado en el filme por Rosita Fornés. Un personaje que Neri Amelia Martínez ha encarnado por décadas identificada bajo ese nombre o como Juana la Cubana, grata en el centro habanero El Gato Tuerto. Con la actuación estelar de Germán Valdés (Tin Tan) y sus hermanos mosqueteros del celuloide el Loco y Ramón Valdés, el infaltable carnal Marcelo, la Fornés entre otros, la coreografía en La Habana estuvo a cargo del maestro Rodney, el reputado coreógrafo del Tropicana.

En Los Tres Villalobos, un taquillero largometraje de acción de 1955 dirigido por el cineasta azteca Fernando Méndez que yo viera mozuelo apoltronado en el Teatro Independencia -al que siguió La Venganza de los Villalobos-, originado en una serie radial cubana de los años 40, también encontramos la huella inconfundible de nuestro laborioso Bullumba Landestoy. Con musicalización de Sergio Guerrero y guion de Armando Couto, la muñecota mexicana Evangelina Elizondo -cuya formidable carrera se inició en la pantalla grande con el doblaje al español de la voz de Cenicienta de Disney, una de las vedettes que nos ponía de vuelta y media con su belleza robusta- interpreta Mi dulce querer, de Landestoy. Quien siempre inclinó su preferencia por esta rubia, apodada “las piernas más bonitas de México”.

En el 2017, Olga Consuegra atinó con registrar en el cortometraje Melodía en Sepia, la estampa de este dominicano de la vieja escuela de gente decente. Memorioso y jovial, ejemplo de que todavía Dios mora por estas tierras, aunque sólo sea como medio de contraste.

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José del Castillo Pichardo, ensayista e historiador. Escribe sobre historia económica y cultural, elecciones, política y migraciones. Académico y consultor. Un contertulio que conversa con el tiempo.